Por Beatriz Aiffil|¡Cumplió años Jacinta! (Opinión)

¿Qué mejor que cumplir años con gente que te quiere? Una mata de limón fue lo primero que buscó el Perucho para ubicarse y decir: ¡Aquí nació amá! Pues sí, estuvimos allí donde la señora Rosario parió a Argelia Mercedes. Fuimos a celebrar su cumpleaños justo ahí donde vio luz por vez primera, lugar en el cual está enterrado su ombligo como era costumbre en la gente de antaño. El ombligo, conexión entre la madre y la criatura es también conexión con la tierra y el universo y para Argelia Mercedes Laya López, marcó el destino de convertirse en nuestra guerrillera heroica. Allí, en el fundo Las Mercedes, en San Antonio del Guapo, un caserío apéndice de Río Chico, está enterrado el ombligo de Argelia y allí fuimos a parar las mujeres de Trenzas.

Y la recordamos entre matas de theobroma cacao entre tanto y tanto con frutos amarillos, rojos y verdes que se antojan en los troncos, bajo matas de tapara, un vigilante árbol de bucare flaco y sin hojas, una arrogante pumalaca hinchada de frutos coloridos, flores que husmeaban cada movimiento y susurraban entre ellas: riqui riqui… riqui riqui…

Cumpliría 89 Argelia, como cumpliría mi papá, como cumple Fidel. Empieza el tránsito de los 90. No cantamos cumpleaños porque teníamos las bocas llenas de pepas de cacao agridulces, dulcitas de tierra abonada con amor.

La cimarrona Argelia, también llamada comandante Jacinta en la época en que “cogió el monte” y se fue a la guerra de guerrillas en la búsqueda de un mundo de igualdad, fue fundadora de la Unión Nacional de Mujeres, organización que puede considerarse predecesora de lo que en tiempos de revolución llamamos Unamujer. Hay una conexión allí, tal como la que hay entre la madre y el bebé. Nuestra conexión está en Argelia y las mujeres que se fajaron duro en una época en que el mundo era de los hombres únicamente. Nuestro ombligo está enterrado en esa hacienda cacaotera donde nos llevó Pedro, el Perucho de Argelia. Él y sus primos abriendo brechas en el camino de cacaotales que se enmonta de vez en cuando como el camino de nuestra misión.

Ya vamos más cerca, es lo importante. El camino es largo cuando no hay una firma que lo resuelva todo de una vez pero ahí vamos, sin prisa pero sin pausa. Algún día volverás al lugar de donde viniste porque ese lugar también es referencia para las cimarronas del siglo XXI.

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