De todos los factores de la inmensa victoria del pueblo de Vietnam el fundamental es la interacción profunda entre un pueblo heroico y su vanguardia esclarecida.
Es evidente que un pueblo dejado a su libre albedrío y sin conducción puede tener la intuición pero no los recursos tácticos, estratégicos, programáticos, organizativos tan fundamentales para vencer en la tarea gigantesca que se dio: emanciparse de la ocupación de tres feroces imperialismos: el japonés, el francés y el estadounidense y por si fuera poco liberar un pueblo hermano, Camboya, y rechazar una vergonzosa agresión china en 1979.
Nos complace mucho saber que a pesar de ciertos roces, hoy Vietnam y China son buenos vecinos y camaradas. También ese partido necesita construirse no solo sobre las verdades universales del marxismo sino sobre las tradiciones seculares de ese pueblo y encarnar profundamente sus aspiraciones.
Sin duda que la existencia entonces de un poderoso campo socialista y la oposición masiva a la guerra en los propios Estados Unidos jugaron un papel importante en la victoria.
Recordar la victoria vietnamita de 1975 es útil para señalar que por mas dificultades que existan, si existe patriotismo, unidad, firmeza y una dirección que merece el apoyo de todo un pueblo, una nación pequeña puede imponerse al mas formidable de los imperialismos.
Los imperialistas se tomaron una cruel revancha de su derrota con todos los pueblos del mundo multiplicando sus agresiones, invasiones, ataques, bombardeos, conspiraciones y maniobras. Millones de panameños, granadinos, nicaragüenses, iraquíes, yugoslavos, somalíes, libios, sirios, palestinos murieron después.
Pero Vietnam con legítimo orgullo muestra su victoria en la guerra y en la paz, en la resistencia y en la construcción socialista. Solo queda inclinarse con humildad ante ese pueblo gigante conducido por Ho Chi Minh, Giap, Le Duan y otros comunistas y de paso recordar la solidaridad que le dio la heroica juventud venezolana en su día.