Por Dante Rivas|¡Río venció! (Opinión)

Con enorme brillo acaban de finalizar los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro. La primera felicidad es ver cómo nuestros hermanos brasileños derrotaron al pesimismo saboteador internacional que sentenciaba dramáticamente su fracaso adelantado.

La vergonzante prensa internacional hacía hincapié en cinco puntos claves: Primero: el tema de la inseguridad. La seguridad fue perfecta: previa, durante y posmega evento. Inclusive el FBI debió felicitar a la policía carioca por el esclarecimiento de un horrible episodio protagonizado por cuatro nadadores estadounidenses que inventaron un atraco y en horas se demostró que mintieron.

Hablaban del fantasma del Zika: no hubo afectados. Dijeron que las obras no estarían listas. Todos vimos la belleza y eficiencia de todas las áreas reconstruidas y recuperadas. Destacaban un descontento general por los Juegos y no se registró ninguna manifestación de rechazo. Y por último, las aguas contaminadas de la Bahía de Guanabara (escenario de la vela) y Lagoa de Freitas (escenario de remo). No hubo una sola denuncia de algún atleta por afectación de piel o similar.

Mención especial para los bravos deportistas que nos representaron, remarcando la gran actuación de la saltadora Yulimar Rojas (Plata), el boxeador Yoel Finol y la ciclista en la modalidad BMX Stefany Hernández por lograr medallas de bronce.

Los abrazos y lágrimas del final de cada prueba muestran un estilo de vida olímpico que debiéramos incorporar como cotidiano. Allí no hay enemigos. Solo amigos que compiten con todo, por el lauro con forma de medallas. Ojalá que este espíritu olímpico inunde a quienes tienen roles de liderazgo en nuestra amada Patria. El camino es claro y está abierto. Competir es muy sano y superador. Lo importante es vencer sin hacer trampas.

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