Columna grano de mostaza|¿Cita para la paz y el amor? (Opinión)

El continente americano realmente es una tierra de esperanza para la humanidad y la construcción de una civilización centrada en la paz, el amor, el respeto mutuo y la cooperación de los pueblos.

La cumbre de los mandatarios y jefes de Estado de los países del continente americano en la ciudad de Panamá tiene en este 2015 novedades resaltantes comparadas con otras ediciones de las distintas reuniones realizadas en más de medio siglo de confrontaciones inútiles.

El hecho de la presencia de la nación cubana es una muestra de que estamos transitando nuevos escenarios y  apremiantes realidades en la manera de relacionarnos en el continente. Sólo el hecho  de que se haya superado medianamente la controversia entre Estados Unidos y Cuba, es una oportunidad trascendente para continuar en el camino permanente de la paz y respeto entre las naciones.

La paz entre las naciones se realiza respetando las diferencias propias de cada país en su autodeterminación y en el derecho internacional; lo cual  debe ser la prioridad de todos aquellos que tienen a su cargo el liderazgo y  destino de sus pueblos.

Esta cumbre denotó a los más valientes liderazgos que apuesten de una vez por todas a que la paz es el camino y no un fin discursivo  pragmático y coyuntural. El presidente Barack Hussein Obama entre otros, tiene esos desafíos como gobernante de una nación con viso imperialista que ha sometido en distintas oportunidades a países del continente.

Hasta que quiénes ocupan estos puestos de responsabilidad, no acepten cuestionarse con valentía su modo de administrar el poder y de procurar el bienestar de sus pueblos, será difícil imaginar que se pueda progresar verdaderamente hacia la paz. El gran legado de la humanidad es la paz y el amor, aunque siempre suene ridículo.

«El hombre no puede vivir sin amor ni paz», quien lo niegue permanece para sí mismo como un ser incomprensible, su vida estará privada de sentido si no se le revela el amor, si no se encuentra con la paz; si no lo experimenta y lo hace propios, si no participa  vivamente de estos supremos legados de la espiritualidad humana; que va más allá de creencias, posturas ideológicas y políticas, inclusive de riquezas y poderes. Obviarlos  y negarlos siempre constituirá una derrota  para la humanidad.

Ese es el gran desafío y la necesaria valentía, para decirlo, afrontarlo y construirlo.  El presidente venezolano Nicolás Maduro llevó en sus alforjas más de 13 millones de estos envíos de una nación amante de la paz para todos los pueblos americanos y del mundo como legado de amor imperecedero de Simón Bolívar y Hugo Chávez. ¡Venceremos!

T/William Fariñas
@williamfariñas