¿A quién le importaría que se desaparecieran los alimentos, medicinas y agua potable en un país productor de petróleo, poseedor de grandes cantidades agua dulce y con excelentes relaciones binacionales con países fabricantes de insumos médicos y fármacos?
¿A quién le interesaría el mal funcionamiento de todos los sistemas de registros de vivienda, vehículos, línea blanca, telefonía y demás beneficios que han excluido a más de una compañera y un compañero para beneficiar a quien no está registrado?
¿A quién le interesaría burocratizar más el sistema y no dar respuestas oportunas en el tiempo y espacio que el pueblo demanda?
-Preguntas como éstas se las están haciendo miles de venezolanos y votos duros del chavismo, porque hemos visto de cerca la corrupción y el poder de la palanca para conseguir adelantar pasos que el pueblo creía haber logrado, con la esperanza que generaba el comandante Hugo Chávez al comunicarnos una nueva idea y un nuevo sueño hecho realidad.
¿Cuántos salimos desesperados a inscribirnos en todos los registros que le vendieron al presidente Chávez como garantía de veracidad, oportunidad y esperanza y que han muerto con los cambios de ministros o jefes temporales?
¿Dónde ha quedado aquello de la continuidad revolucionaria?
Sin duda que hemos sido miles los que nunca dudamos de la palabra del comandante Chávez y que logramos hacer de la paciencia un arma para luchar contra los enemigos del bienestar y la felicidad del pueblo.
¿Pero dónde están esos enemigos?
Sabemos que su génesis viene de la derecha más rancia que se opone a los gobiernos libres del mundo, pero no sería descabellado pensar que muchos de esos enemigos los tenemos vestidos de interesados, vociferando consignas nuestras y llevando a Chávez en la boca para pasar desapercibidos y seguir desangrando la patria.
Aquí hay más de uno con un plomo en el ala, queriendo pasar agachado, pero el pueblo vigilante sigue atento, confiando en que el legado que el Comandante Supremo y eterno dejó en manos del presidente obrero Nicolás Maduro será defendido y protegido, hasta de nuestros propios buitres si es preciso.