El 7 de marzo de 2015, la voluntad en la mayoría de las mesas de trabajo de “discutir la no penalización de la interrupción del embarazo en Venezuela”, sorprendió y causó piquiña… “¡No al aborto, sí a la vida!” Se escuchó desde las filas más cercanas a la tarima, y un fuerte “Saquen los rosarios de nuestros ovarios” respondió desde el balcón del auditorio de la Efofac, en Fuerte Tiuna, durante la plenaria de cierre de este Congreso de Mujeres, que llamó a construir una revolución feminista, aunque no todas las asistentes lo sean.
Allí, clarito está, el por qué discutir un tema tan sensible. Un debate que nos diferenciaría de sectores de la sociedad que entre prejuicios y patrones eclesiásticos, no dejan cabida a formas diferentes de asumir la vida. Sectores hipócritas con una realidad que tenemos encima: las mujeres abortan, las pobres se mueren en el intento y las ricas siguen con su vida. Y así vamos, validando a un sistema capitalista, que jerarquiza y determina cuál vida es o no es digna y qué derechos se tienen cuando tienes dinero.
José Mujica, expresidente de Uruguay, no aprueba la práctica abortiva, no obstante, entendió la urgencia de sacarla de la clandestinidad y discutirla para salvar el mayor número de vidas e indirectamente procurar mayor calidad en ellas. Según el Ministerio de Salud Pública del Uruguay, el primer año de la implementación de la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo, el promedio mensual de abortos fue de 556, sin reporte de muertes maternas en los procedimientos realizados en el marco de la Ley, pero sí hubo una muerte materna durante un aborto ilegal.
En nuestro país el compañero presidente Nicolás Maduro asume la misma aptitud y, dejando sus creencias personales de lado, invita al debate libre y sin iendo sobre el derecho de las mujeres a decidir sobre su cuerpo y sobre cuando si o no someterlo a un embarazo, es decir sobre el aborto por decisión propia.
El tema da mucha tela para cortar en Venezuela, y es la hora, hace rato es la hora, con o sin coyunturas, que sabemos, siempre estarán a la orden del día que comencemos un diálogo sincero, un debate abierto sobre el tema del aborto y su despenalización.
UNA VENTANA
En una entrevista reciente a la revista Épale CCS, Tarek William Saab, fue abordado sobre el aborto e indicó “son temas que deben tener un amplísimo debate, donde participen todos los sectores, institucionales y no institucionales”. Saab remató con que los espacios de la Defensoría del Pueblo están a la orden “para la discusión, los foros (…) Bienvenido el debate de todos los temas que tengan que ver con las personas, la nueva ciudadanía, el nuevo republicano”.
Es decir, bienvenidos los debates en los que podamos sincerarnos un rato e intentar comprendernos otros tantos para aceptarnos, donde veamos la situación bajo la perspectiva de una realidad, y no como un mito o fantasía para seguir escandalizándose y juzgando.
¿QUÉ HACEMOS?
Va para quienes no son feministas y para quienes somos, y creemos en una Patria/Matria que para ser justa y socialista, debe ser feminista. (lo sabemos nosotras y lo ratificó el comandante Hugo Chávez, no como consigna).
Ya desmontada la tarima del Congreso, apagados micrófonos y cámaras, dobladas las pancartas y colgadas en el closet las acreditaciones como delegadas, ¿qué hacemos con la ventana que nos abre la Defensoría y el compañero presidente Maduro? La cerramos, o mejor, le tomamos la palabra y ante un largo camino por discutir, hablar, escuchar y andar, emprendemos, de una vez por todas, la iniciativa.