“SAG y nueva mortandad de 30.000 abejas en región del Maule”. Así lo publicaba días atrás un medio de la prensa chilena. El SAG al que hacía referencia el titular de la noticia, es el Servicio Agrícola y Ganadero del Ministerio de Agricultura del Gobierno de Chile, responsable de apoyar el desarrollo de la ganadería, la agricultura y la silvicultura en el país. Plataformas sociales y ambientalistas integradas en la Alianza por una Mejor Calidad de Vida (RAP-Chile), se han dirigido al SAG en demanda de la prohibición de los plaguicidas neonicotinoides, a los que se culpa de la muerte de las abejas. Ante la falta de respuesta, desde estos colectivos se alerta de la amenaza que la mortandad de abejas y otros insectos polinizadores representa para la salud de los cultivos y la supervivencia de miles de pequeños productores.
Para discutir la difícil situación que experimenta en la actualidad la abeja melífera, se reunieron el pasado mes de septiembre en Murcia (España) más de 300 especialistas de 49 países, en el Sexto Congreso EurBee.
Según palabras de su presidenta Pilar de la Rúa, el declive de los insectos polinizadores tiene su principal origen en las actividades humanas y cita entre ellas el empleo de plaguicidas, los cambios en los usos del suelo y la dispersión de patógenos en el ambiente.
En la ponencia magistral que abrió el congreso, el biólogo británico Dave Goulson responsabilizó a la agricultura industrial y a los insecticidas como los neonicotinoides, que no solo matan a las abejas sino que se acumulan en cantidades de hasta un 94% en los suelos, afectando a plantas, acuíferos y finalmente a los ecosistemas.
Existen en el mundo del orden de 25 a 30 mil especies diferentes de abejas, siendo la de mayor distribución la melífera (Apis mellifera), introducida en América y el Pacífico desde África, Asia y Europa. Ésta y otras especies también melíferas del género Apis son las comúnmente empleadas en la apicultura, una actividad humana que data del Eneolítico y que hoy supone una industria de cientos de miles de millones de dólares.
Además de producir miel, cera y sustancias aprovechadas en farmacia y cosmética, las abejas cumplen, junto con otras especies de polinizadores, una función insustituible para la vida en el planeta. En torno al 70% de los principales cultivos y el 90% de las plantas silvestres con flores dependen de la polinización llevada a cabo por estos animales.