Vladimir Lazo García | ¿Qué tenemos hoy? (Opinión)

Los poderes gobernantes de Estados Unidos al comando, y los de la Unión Europea a su servicio, están haciendo sus mejores esfuerzos para sistematizar una dictadura capitalista corporativa mundial. Desde sus inicios el Estado estadounidense ha sido el representante de una nación construida sobre la base de lo que la ideología económica en general llama “iniciativa privada”. La historia de Europa es de otro talante. Entre otras razones por haber sido el desarrollo de un grandísimo conjunto de pueblos homogéneos y heterogéneos, reunidos en el espacio europeo durante varios milenios que en medio de sus guerras, produjeron ricas formas civilizatorias, históricas y culturales.

Estados Unidos ha sido desde sus inicios una simple plutocracia. Europa, por su riqueza civilizatoria, ha ensayado muchas formas de socialidad. Pero desde que ellos inventaron el capitalismo como el método normal para la reproducción de la vida material de la sociedad en general, combinando el dueño del capital a éste con el trabajo y la tierra, y subsumiendo todo el desarrollo científico y tecnológico, para sus fines privados, la historia europea y mundial cambiaron.

La civilización capitalista creó la clase de los trabajadores empleados de los dueños de los capitales, y prometió progreso para todos, acabó con la religiosidad con la que se encontró, y al final de siglo XIX comenzó el descreimiento en la promesa, y la conciencia del fin Dios y de Occidente. Al decir de Nietzsche se entronizó el nihilismo, Marx habló del despotismo ínsito en el capitalismo y Lenin comprendió la fisonomía final del capitalismo en la fusión del capital industrial con el financiero.

Abreviando, ¿Qué tenemos hoy? Europa es hoy la versión europea del capitalismo de EEUU, todo dirigido por el sector financiero, que busca desde los años 80 erigirse en dictadura corporativa bancaria-industrial, comercial-comunicacional mundial.

Último efecto: la aceleración de la necesidad de acumulación de capital de la dupla bancaria-industrial, acelera el comportamiento del comercio a través de los medios de comunicación. Estos homogenizan las necesidades, los deseos y los fines de la vida, y lo hacen también con el pensamiento, cuyo efecto es la desaparición de la libertad de pensar fuera de la estrategia mediática: la dictadura absoluta, allí donde logran sus propósitos. ¿Por qué? Porque el requisito de la libertad es la libertad de pensamiento, pero si éste está preprogramado por aquellas dos duplas, lo que existe es la destrucción de la razón.

Los pueblos del mundo están comenzando a aniquilar el nihilismo, y Chávez fue el heraldo y el primer ejecutor.

T/ Vladimir Lazo García