Por Orángel Rivas|¿Romero, un santo socialista? (Opinión)

Monseñor Oscar Arnulfo Romero, pastor y mártir de Nuestramérica es beatificado hoy 23 de mayo, en El Salvador, su patria, quien fue asesinado por el enemigo de Dios, el capital y sus personificaciones inmediatas: la oligarquía salvadoreña y el imperio estadounidense, porque su vida en la defensa de los pobres y oprimidos, los amenazaba.

No era tibio, sino un radical, tenía posiciones concretas.

En tal sentido, refiriéndose a la Carta Pastoral del Episcopado de Nicaragua del 17 de noviembre de 1979 afirma : «Hay una clase de socialismo que no se puede tolerar porque no es evangélico, ni cristiano. Pero hay otra clase de socialismo que no contradice en nada, sino que más bien, es la realización de un Evangelio de justicia social en el mundo…». “… Pueden leerlo, pues, y les recomiendo mucho esa aquilatación sobre el socialismo que hoy es un problema muy actual en nuestro ambiente también.” (Homilía 17 de diciembre 1979).

En la referida Carta Pastoral de los obispos de Nicaragua destacan como principios socialistas: la preminencia de los intereses de la mayoría del pueblo; un modelo de economía planificada nacionalmente, solidaria y progresivamente participativa, que garantice el destino común de los bienes y recursos del país; satisfacción de las necesidades fundamentales de todos; creciente disminución de las injusticias y desigualdades sociales; participación del trabajador en los productos de su trabajo, superando la alienación económica; transferencia de poder hacia las clases populares. Así como procesos culturales que comuniquen coraje para asumir responsabilidades y exigir sus derechos.

He aquí entonces, una inspiración para nuestro socialismo, desde la lucha de los cristianos de la Iglesia popular de América Central.

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