Columna pasado, presente y futuro|¿Tú firmaste? (Opinión)

A propósito del paradójico decreto estadounidense contra nuestra amada Venezuela, se suscitaron dos campañas: una a favor (conformada por las y los venezolanos apátridas, lacayos, aletargados, envenenados moral y espiritualmente, etc.) y otra en contra (conformada por las y los venezolanos patriotas, pacifistas y antiimperialistas).

Este último bloque, que por cierto resultó el vencedor logrando recaudar un poco más de 10 millones de firmas -para el momento en el cual se escriben estas cortas líneas- mediante las cuales se le exigía al Gobierno gringo la derogación del precitado documento, logró avivar las fuerzas revolucionarias y, a su vez, otras fuerzas civiles que por razones propias no se consideran parte de estas filas revolucionarias pero que afortunadamente sí se consideran venezolanas y venezolanos de corazón y, por tanto, acudieron al llamado por la defensa de nuestra patria.

No obstante, aquellos que no entendieron que la campaña “#ObamaDerogaElDecretoYa” no era una cuestión de filiación partidista sino más bien de identidad nacional, de amor por Venezuela, salieron cargando una vez más otra contundente derrota. No comprendieron que ante cualquier inclinación partidista, la patria está primero.

Mientras tanto, nosotros que orgullosamente sí firmamos en contra del injerencista decreto, podemos dormir tranquilos, con la conciencia limpia y la moral en alto, porque estampamos sin miedo nuestra rúbrica contra el fascismo, el imperialismo, el sionismo, y, contra la abierta y absurda violación al legítimo derecho de autodeterminación de los pueblos.

Los que no lo hicieron deben estar claros de que al mismo tiempo consintieron que el voraz y asesino modelo imperialista manejado por el Complejo Militar-Industrial que se esconde bajo la falda del huésped de la Casa Blanca, siga exterminando otros indefensos pueblos del mundo, como es el caso de Afganistán, Irak, Libia, Siria, Palestina y, más recientemente, Yemen, por citar algunos.

Finalmente, visto el éxito de nuestra patriota campaña, no le quedó otra al presidente Barack Obama que salir declarando contrariamente a lo escrito en el decreto, previo a la pasada VII Cumbre de las Américas, que ellos “…no creen que Venezuela sea una amenaza para Estados Unidos y Estados Unidos no es una amenaza para el Gobierno de Venezuela”, quedando con esas declaraciones públicamente ridiculizado, lo cual lo convierte -debe repetirse- en el Presidente estadounidense que en más ocasiones se le ha vilipendiado su imagen. Eso no puede ser casual.

T/ Héctor Abache
hectorabache@gmail.com