Colectivo La araña feminista|¿Un como sí, pero no? (Opinión)

La Revolución Bolivariana:

Nuestros discursos de absoluto compromiso con la Revolución Bolivariana contrastan con un hacer personal e institucional del que, en la gran mayoría de los casos, somos inconscientes y que responden a valores, creencias, actitudes y emociones acordes con la cultura de dominación, en sus diversas expresiones, por citar los más resa ltantes: el patriarcado, el capitalismo, el racismo, el adultismo, entre mil otros, ya que en esta cultura las diferencias son usadas por quienes se apropian del poder para la dominación para inferiorizar, oprimir y explotar a otras personas, mediante la violencia simbólica y real, con el fin de adueñarse de los recursos que no les pertenecen.

Unos ejemplos para visibilizar lo que de cotidiano, pasa inadvertido:

Proclamamos la igualdad y la justicia social pero en el hacer gozamos y exigimos privilegios, esto lo podemos ver dentro de nuestras instituciones públicas donde gobierna la ley del embudo. Lo ancho para las autoridades y sus adulantes; lo angosto para las y los trabajadores en general y para las y los receptores de los servicios de esos entes;

Promulgamos la “construcción colectiva del bien común” pero en nuestras instituciones las directrices son tomadas en conclaves de máximas autoridades; sin tomar en cuenta sus posibles aportes;

De Bolívar divulgamos “moral y luces son nuestras primeras necesidades.” La honradez es uno de los valores morales que desechamos cuando actuamos para llenarnos los bolsillos y las luces las apagamos cuando ponemos a dirigir y a trabajar en nuestras organizaciones a personas manipulables, sin idea de lo que debería hacer, sin disposición a aprender y que apartan a las y los más versados porque ponen en evidencia sus incapacidades;

El comandante Hugo Chávez nos convocó mil veces a la crítica y autocrítica, el presidente Nicolás Maduro también lo está haciendo. Decimos sí, pero solo hacemos una crítica abstracta a la Revolución, nunca a una o uno mismo; si en alguna ocasión una o un camarada nos muestras nuestras inconsistencias, le tachamos de contrarrevolucionarias o contrarrevoluucionarios y,

Que esas y otras incongruencias estén presentes es esperables; es más son la razón de ser de las revoluciones, siempre y cuando trabajemos consciente, amorosamente y en colectivo para sus transformaciones. Son esperables porque somos sujetas y sujetos históricos, es decir, se nos socializa y construimos una subjetividad inconscientemente acorde al paradigma imperante.

En 17 años de Revolución muchos logros materiales (viviendas, escuelas, etc.) y no pocos inmateriales (mejora de la estima de ser venezolanas/os, participación, etc.) se han alcanzado pero está pendiente el nivel de profundidad que significa concienciar y transformar las inconsistencias personales, las cuales están carcomiendo por dentro a la Revolución Bolivariana, sumándose al ataque sistemático que hacen las y los agentes de la cultura de dominación nacional e internacional.

La gravísima conclusión es que lo esencial de la cultura de dominación está intacta e imperando en burgueses y proletariados. A los primeros les es propio y conveniente; para las y los revolucionarios es una catástrofe porque nos hace “instrumentos ciegos de nuestra propia destrucción”.

La esperanza de consolidar la Revolución está en reconocer que todas y todos manifestamos inconscientemente comportamientos propios de la cultura de dominación, por lo que se requiere la voluntad política gubernamental y la disposición personal y social para vernos y corregirnos.

Es urgente, paralelamente al nuevo modelo económico propuesto por el presidente Maduro, el diseño, implementación y seguimiento de un plan nacional de desarrollo psico-socio-espiritual para la constitución de mujeres y hombres nuevos, y de la institucionalidad revolucionaria. Sin este trabajo consciente, sistemático, sistémico y sostenido en el tiempo, agonizaremos por un tiempo, pareciendo una revolución que no llegó a serlo plenamente. Estamos obligadas/os a no permitir que esta nueva esperanza de la humanidad se vea frustrada.

T/ Yurbin Aguilar

Na, guara! Suscribo plenamente y con compasión todo el artículo. La revolución es un hecho colectivo. La vida es un hecho colectivo. Pero, hay mucha ignorancia junta por allí. Gentes que, no solo cargan a Chávez en la boca, sino que les sale hasta por los ojos; cual perros rabiosos. Contradictorios sin fin. Llevándose a su paso todo el contenido amoroso que tiene esta llamada mundial por una nueva humanidad reunida en la vida y obra de Hermano Hugo Chávez!!! Término recordando sus palabras:… «Necesitamos una revolución de los valores espirituales» donde invita a revisarnos, corregirnos y avanzar.