La Cumbre de los Pueblos en Bruselas, paralela a la cumbre UE-Celac, contó con 74 organizaciones de 20 países, destacando Italia, Alemania, Portugal, Malta, Grecia, Irlanda, España, Noruega, Bélgica, y Estados Unidos, Colombia, Honduras, Cuba, Venezuela, entre otros.
Esta cumbre contó con siete mesas: “Paz y Soberanía: Intervenciones y sanciones”, “Cambio climático: preservación de la Madre Tierra y la especie humana”, “Tratados de Libre Comercio: ¿Libre para quién?”, “La integración de los pueblos de América Latina (Celac, Unasur, ALBA-TCP)”, “Todos los derechos humanos para todos”, “La protección social” y “El poder de los medios de comunicación de masas”. En todas las mesas, Venezuela fue la protagonista.
Para el momento en que escribimos esta columna, no hemos visto ningún anuncio en nuestra TV pública sobre trabajos especiales o reportajes de esta Cumbre de los Pueblos.
Es cierto que, como se hizo en Panamá, el Sibci transmitió en vivo, con excelentes intervenciones del presidente Rafael Correa y nuestro vicepresidente Jorge Arreaza, la clausura -que se dio en la antigua Basílica Nacional del Sagrado Corazón de Bruselas, lugar al que algunos camaradas del mundo no asistieron por ser opuestos fuertemente a la Iglesia Católica (algunos nos preguntaron por qué eligieron ese lugar, no supimos responder. Aceptamos gustosos cualquier explicación)
¿Y la labor de sus mesas, que trascienden, incluso, su declaración final? ¿Deben estar todos los medios del Estado en la misma cumbre de los gobiernos, cuando hay dos cumbres? ¿No es el Sibci un sistema, como el comandante Hugo Chávez lo pidió en sus últimas orientaciones?
Nos contenta ver que la Unión Europea haya aceptado la posición de la Celac sobre el decreto imperial de Barack Hussein Obama, en la declaración final de la cumbre de los gobiernos.
¿Y la Revolución de los pueblos? ¿También será transmitida?