Por Ana Cristina Bracho|¿Y si tengo cáncer, qué? (Opinión)

Cada 4 de febrero es el Día Internacional de la Lucha contra el Cáncer. Esta enfermedad, que implica un proceso descontrolado en la división de las células, es la causa de un número importantísimo de muertes que también saben responder a la estructuras de los países. Pues, si para todos los humanos las reglas para prevenir cualquiera de estas patologías parecen englobarse en tener un estilo de vida saludable, rico en deportes y frutas, las maneras de curarse y vivir con la enfermedad están concentradas en los países de mayor ingreso. De allí que no sorprenda que la autoridad mundial afirme que aproximadamente un 70% de las muertes registradas en 2008 se produjeron en países de ingresos bajos y medio.

¿Qué necesita una persona con cáncer? ¿Cómo garantizarles, en épocas de estrechez, una buena calidad de vida? ¿Es esta una enfermedad individual? Para las farmacéuticas el cáncer es como el zika: una oportunidad de mercado; enfermos de una o de otra, todos son simplemente clientes.

Para una sociedad que se pretenda socialista el cáncer es una patología individual de impacto familiar y consecuencias sociales que debe ser tratada holísticamente. Por ello, primero es tiempo de superar cualquier dificultad que exista para garantizar el acceso pleno, continuado y oportuno a las medicinas pero esto es tan solo una parte de lo que el Estado debe lograr para superar la situación.

Al lado de este producto se requiere una actualización y dotación de servicios adicionales y conexos que ayuden a los médicos a garantizar los protocolos de manera gratuita y completa. Pero, también y ese es finalmente mi argumento, en Venezuela se requiere una infraestructura social y jurídica de acompañamiento que permita, por ejemplo, un sistema de licencias y subsidios a las madres, esposas o esposos, hermanas o hermanos que hagan las veces de cuidadoras de los pacientes pero que ofrezca una asesoría completa sobre qué hacer y a dónde acudir ante tal situación.

Ese saber, que ha de garantizar el Estado, debe permitirle a los pacientes y a sus familias escoger la terapia, el centro al que asiste, el sistema público o el privado; es una deuda con todos los que pasando por ello viven tan solo la agonía de zigzaguear entre médicos.

Lo sugiero porque para ganarle al cáncer individual y socialmente antes hay que vencer la soledad, la apatía, la tristeza y para ello es necesario humanizar todo lo que implica y lo que toca. Humanizarlo desde las cosas más pequeñas, por las madres que aguardan en pasillos y los enfermos que no saben a dónde acudir.

@anicrisbracho