Desde los grandes supermercados hasta los pequeños almacenes de Venezuela se ven atestados desde hace dos años de un producto denominado “yogurt pasteurizado de larga duración” de marca migurt, elaborado por las Empresas Polar, propiedad de Lorenzo Mendoza. La distribución de migurt “se ha venido haciendo progresivamente”, a partir del 12 de diciembre del 2012, según lo informa en su web.
Pero leche no hay. Si usted tiene un bebé, un niño pequeño, que necesita leche para su crecimiento, para desarrollar sus dientecitos y fortalecer sus huesos, deberá hacer largas colas para conseguirla. Solo se consigue por los canales de distribución en manos del Gobierno.
El precio regulado del kilo de leche en polvo entera es de 70 bolívares. El precio regulado de casi dos litros de leche fresca (1.800 cc) en todas sus presentaciones (completa, descremada, semidescremada) es de 36 bolívares y de 18 bolívares por litro.
El precio de un migurt de 125 gramos es similar al de 2 litros de leche fresca. Con un migurt puede satisfacerse la necesidad de consumo de leche de un niño en una ingesta. Con dos litros de leche se pueden obtener 8 vasos de leche, satisfaciéndose las necesidades de 8 niños en una ingesta.
El precio de dos migurt es similar al precio de un kilo de leche en polvo. Con un kilo de leche en polvo salen 8 litros de leche, aproximadamente. Es decir por el mismo precio que se nutren dos niños, se podrían nutrir 32 niños por lo menos.
Pero leche fresca y leche en polvo no se consigue. Migurt sí hay, por todos lados hay. Como es un producto pasteurizado de larga duración, hay dentro y fuera de las neveras, apilados o en exhibidores, en cada mercadito o hipermercado.
¿Hubiera vendido la misma cantidad de yogurt esta empresa si no escaseara la leche?
¿Habrá mucha gente que defienda el derecho de dos niños a comerse un rico yogurt, frente al derecho de 32 niños de estar alimentados? Es posible, cuántas personas, durante cuánto tiempo y con qué moral se puede defender este despropósito.
Estos son temas que debemos debatir en el seno del pueblo, y que deben estar presentes a la hora de decidir cómo usamos los dólares, cómo organizamos la economía. Para que no nos engatusen los burgueses, que se han enriquecido con la escasez programada de leche y otros productos, en estos dos años de guerra económica.