Por Kenia Lugo de Contreras| La “admirada” viveza criolla (Opinión)

Venezuela vive uno de sus momentos históricos más complejos, pero no se trata solamente de un problema económico o político, se trata de una grave crisis moral y cultural. Existe un actitud muy marcada, que deja mucho que desear y pensar del venezolano en general, aunque por supuesto hay sus excepciones, se trata de la llamada viveza criolla. A pesar de las dificultades que vivimos como país, cuesta conseguir ciudadanos que no se aprovechen de la coyuntura para sacar partido a su favor. Mientras más fácil sea la forma de generar dinero, más adeptos tiene.

Se trata de un comportamiento muy individualista y egoísta que solo beneficia a unos cuantos, arraigado desde hace muchos años en nuestra psique y que influye profundamente en nuestro modo de ser, hacer y sentir como sociedad y que es valorada como algo “positivo” cuando realmente no es así.

Es un modo de ganarse la vida o actuar con el menor esfuerzo e ignorando las normas, la responsabilidad y el respeto por los demás.

La viveza criolla está ligada al oportunismo, al facilismo, sin importar los medios para obtener lo que se desea. Culto al consumo y al qué dirán, exceso de materialismo y alienación.

Es una cultura que busca el placer y evita el esfuerzo máximo. Así tenemos el bachaqueo o los raspacupo, los primeros se aprovechan de los precios regulados para vender los productos al triple y hasta más de su costo real y tristemente se ha convertido en un práctica diaria movida por grandes maquinarias. Están en todas partes, desde los que venden en la calle de manera descarada, hasta los que hacen bachaqueo de “oficina” como si vendieran productos por catálogo, incluso con marcas exclusivas.

Hay quienes los ofrecen por mensajería, en las redes sociales, en grupos. Incluso muchos productos que deberían estar a disposición del pueblo, son revendidos, mientras las tiendas están vacías, sin contar todo lo que sale por contrabando en las fronteras, en especial nuestra gasolina, ni hablar de las medicinas.

Es una situación monstruosa, es una guerra del pueblo contra el mismo pueblo, una especie de canibalismo. Nadie se apiada de nadie. Aunque la guerra económica y psicológica venga de sectores de poder, el pueblo mismo es cómplice, verdugo y víctima.

Mientras el venezolano siga pensando de esa manera y actuando con tanta impunidad, no tendremos salvación. La corrupción llega a niveles innombrables, parece que todo el mundo hubiera perdido la cordura, enajenados por el capital, lo que importa es tener, tener y tener mientras se deja de lado la más mínima conciencia.

Keniakali@gmail.com

Es en nuestros hogares definitivamente dando ejemplo, si estamos claro lo que pasa.. que ese fue parte del plan, convencer al venezolano que era una forma fácil y rápido de hacer dinero, esa manera de pensar no tiene clase social, lastima que llego a los lugares mas humildes que hasta hace nada se ayudaban entre si, creo que con los cultivos urbanos vamos a reencontrarnos nuevamente, tengo fe. fui a los talleres de siembra urbana que dieron en catia (la ciudadela) y habían personas que no se conocían y comenzaron a intercambiar ideas, lo comente en mi sitio en la vega, y paso lo mismo comenzamos a escucharnos sin tanto pesimismo..Eso ayuda. porque si no es así, entonces a donde vamos, todos tratando de vender algo caro para poder comprar algo caro, que al final esta regulado, y nuestro gobierno esta haciendo esfuerzos en que llegue a nuestras manos,

  • Extraordinario artículo. ¡Colosal!…lo suscribo caracter a caracter. Es el hiperconsumismo diabólico desatado…es el querer cambiar año a año los cachivaches que los masmedia nos venden…es una locura…Es el hedonismo en su máxima expresión…es el egoismo salvaje cuando dejamos a los demás sin su correspondiente participación…
    Todos los esfuerzos del gobierno, subsidiando y subsidiando serán subsumidos en este tonel sin fondo…¿qué hacer?…

  • Hola! Muy bueno el artículo. Soy docente de una escuela bolivariana y con nuestros estudiantes estamos precisamente abordando, desde nuestras propias realidades, esta problemática, que es educativa, cultural.
    Asombra la comprensión de nuestros niños y niñas sobre la temática, escuchar sus comentarios, sus preocupaciones y su manera de ver las cosas. Por ejemplo dos niños de 6to, en uno de los debates de ideas, de repente comprendieron que el bachaquerismo es como cuando los papás hacen mercado en su casa y la familia y los vecinos, lo sacan sin permiso y se lo llevan para venderlo mas caro y se quedan los papás sin con qué dar de comer. Recuerdo sus rostros de asombro al comprender, en ese instante, la gravedad de la situación.
    A ese nivel de comprensión debemos llegar en nuestras escuelas, en la forja del nuevo republicano. Y si no lo logramos ahora, con esta locura por la ganancia fácil de tres lochas….. adónde vamos a llegar?