Es “un comodín muy especial”|“Coye” es una de las palabras más usadas por los caraqueños cuando hablan

El nombre de la investigación realizada por Kristel Guirado y María Inojosa -de la Facultad de Humanidades y Educación de la UCV- es impublicable debido a las “malas palabras” que lo componen, pero las conclusiones a las que arribaron sí son publicables. Ambas trabajaron los marcadores conversacionales en el habla de Caracas -con expresiones como caramba, cara…, cónchale, mier…, no joda- y encontraron que “coye” es el más utilizado. Le siguen coñ… en segundo lugar, y cónchale en tercer lugar.

Guirado señaló -durante su exposición en las XI Jornadas de Investigación Humanística y Educativa, efectuada en la Escuela de Letras ucevista- que el uso del “coye” es una marca muy nacional. De acuerdo con el análisis que presentó, no está estigmatizado, no suena a cosa vieja. “Se puede emplear en cualquiera de las clases sociales”, sostuvo. Es “un comodín muy especial”.

De “coye” no hay referencia en diccionarios, acotó Guirado, pero es el marcador más venezolano que hay. Se recurre a él para manifestar asombro, concesión, titubeo y súplica, entre otros usos. La utilización del “osea” también es muy criolla, apuntó.

ELISA LERNER, CRÓNICAS PARA EL TIEMPO

En su ponencia, la profesora María Josefina Barajas se refirió a las crónicas de la autora valenciana Elisa Lerner. La investigadora -al analizar el libro Yo amo a Columbo o la pasión dispersa- destacó su “muy especial forma de narrar”.

De acuerdo con Barajas, si la expectativa de una lectora o de un lector es disfrutar de una rápida lectura con los textos de Lerner, encontrará que no es así y quedará “seducido por esa gramática” tan particular.

Las crónicas de Lerner “invitan a ser leídas de manera lentísima”, describió. Llamó la atención acerca del uso de comas, paréntesis y dos puntos -entre otras herramientas- por parte de la autora, y consideró que sus materiales “son la luz precisa para captar la imagen” del país.

A criterio de Barajas, Lerner no quiere quedarse en lo anecdótico; incluso, con su forma de narrar, intenta evidenciar que ni siquiera nosotros mismos tenemos un solo punto de vista. Pero, paradójicamente, la valenciana -estimó la docente- no ha sido muy leída ni muy trabajada.

DOÑA BÁRBARA, LA FUENTE DEL ODIO

La profesora Teresa Soutiño, directora de la Escuela de Letras de la UCV, analizó el odio y la venganza en la novela Doña Bárbara, del escritor venezolano Rómulo Gallegos. Con base en la mitología, Soutiño subrayó que la violencia y el odio son emociones emparentadas, de naturaleza oscura. Y de ese mundo sombrío pareciera surgir Doña Bárbara, argumenta la investigadora, hija del odio y de la violencia.

En el caso de Doña Bárbara, recordó, el odio se dirige contra el hombre. Definió este sentimiento como el deseo de que algo malo le suceda al otro, de manera progresiva y permanente. El odio de “la devoradora de hombres” se contiene con la aparición de eros, el amor por Santos Luzardo.

A juicio de Soutiño, Gallegos vio ese lado oscuro en la historia de Venezuela y trató de mostrarlo en Doña Bárbara. En su opinión, “hay una ceguera en proyectar en el otro ese odio” que “está en nosotros”.

T/ Vanessa Davies
F/ Luis Franco