Luis Alberto Lamata| “Me voy contento a edición con el material de Azú”

“Cámara aquí”, dice el director Luis Alberto Lamata. La frase significa que él quiere ver el mundo desde ese punto de vista, “eso es dirigir”. En su nueva producción, denominada Azú, ha decidido enfocar el lente en los que nunca tuvieron voz, en los invisibilizados de la historia: los esclavizados.

La cámara capta el desembarco de un grupo de africanos, arrancados de su tierra para ser vendidos como esclavos. Es el año 1780 y el “suizo” lleva a los negros como vacas en una carreta. Es la primera escena que se verá en pantalla y se rueda en Chirimena, estado Miranda.

“Es la que abre la película, es donde presentamos al personaje por primera vez. Los esclavos que acaban de desembarcar los montan en una carreta para ser subastados y existe esta esclava difícil, compleja, que es Azú”, apunta Lamata.

Flora Sylvestre, de padres haitianos, encarna a la figura protagónica y en cuatro palabras Lamata resume la actuación de ella como Azú: “Consiguió emocionarnos a todos”.

Aunque nunca ha actuado, mostró la energía y la vitalidad de una “negra bozal” en escena y cumplió con el perfil fenotípico de una africana de la tribu nuba como se la había imaginado el director de casting, Luis Castillo, quien la vio un día en el metro y dijo: “Allí está Azú”, sin haberle dirigido la palabra.

“Tener un personaje de una esclava no es algo fácil, revivir lo que vivían los esclavos es algo muy fuerte. Azú es una niña de 15 años que fue raptada de África para venderla y, además, el patrón de la hacienda Villegas ha intentado abusar de ella. A raíz de eso hay una huida y allí comienza la trama”, dice la protagonista.

Esta cinta, que aspiran a estrenar entre agosto y septiembre, surgió de una idea de la investigadora y crítica de cine Patricia Kaiser, quien tomó un aviso de prensa de la época en el que se pedía señas de esta esclava fugada.

“En el aviso se ofrecía recompensa, pero no se sabe más de Azú”, dijo Lamata, quien explicó que la historia se armó a partir de una investigación sobre la vida de los esclavos para “darle vida a quienes las fuentes históricas les negó la existencia”.

Rodada en Chirimena, Curiepe y Curupao, estado Miranda, en Azú más de 300 personas hicieron el papel de esclavos y cimarrones cubiertos con unos harapos construidos con el esfuerzo de la vestuarista Catalina Prino Requena, quien lijó y decoloró las telas para envejecerlas.

Los collares cruzados que usa Tomás, uno de los hombres de Malavé, son creación suya, así como el atuendo de Ruperto, uno de los fugados que tiene el carácter fuerte. “La personalidad de cada uno se refleja en el vestuario”.

La película inició su post producción paralelamente al rodaje, por lo que Lamata estima que el largometraje se culmine en cuatro meses, aproximadamente.

“Me voy contento a edición con un material que creo que dará por resultado una película muy interesante”, refiere.

A cargo del montaje está Jonathan Pellicer, quien dice que tienen armado 90% de lo que llaman el primer corte, lo que es el ensamblado de cada una de las escenas.

“Está quedando muy bien. Lo digo en el sentido estético, actoral, en la narrativa. La cinematografía es mucho más madura, es la mejor película de época que ha hecho la Villa del Cine”, expresó.

Según Lamata, Azú es un gran grito de libertad. “Sientes a estos personajes luchando y sin renunciar a conseguir algo mejor para sus vidas. Estos esclavos huyen buscando un cumbe, un sitio donde el ser humano no es tratado como mercancía”.

Hay muchos mitos sobre lo que es el cumbe como espacio de iguales, donde no hay esclavos, pero en palabras del director ese sueño de libertad es lo que sostiene la película.

“Cada uno de los esclavizados tiene un cumbe en su cabeza que no es la realidad ni coincide con lo que el otro se imagina, pero de alguna manera todos van descubriendo en el camino que tienen que empujar hacia el mismo lugar para llegar a algún lado”, agrega.

“Cámara aquí”. Desembarcan los africanos encadenados en la costa de la Tierra de Gracia, quienes son dirigidos a una carreta para ser vendidos. “Córtalo”, se escucha la voz del director y se prepara la otra escena: el primer acto de rebeldía de Azú.

Texto/AVN
Foto/Archivo