El basquetero lleva más de 13 años de actividades comunitarias|“Mimou” Vargas celebró su clínica número mil con las y los niños de los refugios de Caracas

Foto/Andreína Blanco

El exjugador de baloncesto profesional Alexander “Mimou” Vargas celebró su clínica número mil con las y los niños de los 13 refugios que están bajo la coordinación del Ministerio del Poder Popular para la Comunicación e Información (Minci).

La actividad, que se realizó en las instalaciones del Minci, contó con varias disciplinas deportivas, entre ellas: baloncesto, tres para tres, kikingbol, ajedrez, pelota de goma, tenis de mesa y bailoterapia.

“Ya tengo 13 años compartiendo con todas las comunidades. Estoy muy contento de poder llegar a la clínica número mil y de celebrarla con los niños de los refugios. Ellos se merecen lo mejor y acá estamos para dárselo”, dijo Vargas.

El exjugador agradeció al Gobierno Nacional por el esfuerzo que realizó para que Venezuela obtuviera la sede del Preolímpico de Baloncesto que se realizará el próximo mes de julio en el Poliedro.

LA CLÍNICA

Al ritmo de las y los bailarines que pertenecen a la fundación Alex “Mimou” Vargas, se dio inicio a la clínica deportiva que tuvo como objetivo enseñarles a las y los niños presentes los movimientos que deben realizarse antes de hacer actividad física.

Al respecto, Vargas explicó que “es importante que todas las personas que van a hacer alguna actividad física sepan hacer unos buenos ejercicios de calentamiento, para evitar que se puedan lastimar cuando hagan un movimiento exigente”.

Los asistentes a la clínica deportiva provenían de los refugios de Caracas, Guarenas y Guatire. Todos disfrutaron de una mañana agradable y llena de actividades familiares.

LA RUTINA

Las y los niños aprendieron a recorrer la cancha con el balón, a hacer jugadas en trenzas y lo que más les gusta: encestar la pelota en el aro.

“A mí me gustó mucho esta práctica porque la dio “Mimou”. Él fue un gran jugador y a mí me gustaría llegar a jugar con la selección”, afirmó el joven Evenson Banquez.

Como la gran mayoría de los participantes eran de apenas cuatro años de edad, los facilitadores tenían que cargarlos para que alcanzaran el tablero.

Texto/Jhondeni Jaramillo C.
Foto/Andreína Blanco