Según informe del Estado de la Población Mundial|1.800 millones de jóvenes pueden impulsar el desarrollo socioeconómico del mundo

Unos 1.800 jóvenes en todo el mundo, en particular en los países en desarrollo, tienen en sus manos la posibilidad de impulsar sus economías, siempre que cada nación realice grandes inversiones en educación y salud para este segmento, concluye un nuevo informe del Estado de la Población Mundial, elaborado por el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) y publicado este martes en Londres.

De este modo, se podría aprovechar lo que se conoce como bono demográfico, que representa la coyuntura que se logra cuando la población de un país que está en edad de trabajar es mayor que el grupo menor y dependiente.

«La cifra actual sin precedentes de 1.800 millones de jóvenes constituye una oportunidad enorme de transformar el futuro», destacó el director Ejecutivo del Fondo, Babatunde Osotimehim, citado en nota de prensa.

Agregó que «los jóvenes son los innovadores, creadores, constructores y líderes del futuro. Pero ellos pueden transformar el futuro únicamente si cuentan con las destrezas necesarias, salud y opciones para su vida».

Nueve de cada diez de los jóvenes (de entre 10 y 24 años) del mundo actual viven en países en vías de desarrollo, en una población mundial estimada en más de 7.000 millones de individuos.

En América Latina y el Caribe, hay más de 165 millones de personas de entre 10 y 24 años de edad, de una población total de 618 millones. En algunos de esos países están en curso inversiones en desarrollo de los jóvenes, «y han ayudado a que esas poblaciones alcancen un crecimiento considerable».

El informe del UNFPA indica que los cambios demográficos que tienen lugar en unos 60 países brindan una oportunidad para alcanzar el bono demográfico. El tamaño de ese bono dependerá en gran medida de la forma en que esos países inviertan en la juventud para que la misma alcance su pleno potencial.

Las inversiones en juventud que se requieren para lograr un bono demográfico son aquellas que protegen los derechos, incluidos los reproductivos, mejoran la salud, entre ellas la sexual y reproductiva, y aportan las herramientas y conocimientos requeridos para aumentar la capacidad de los jóvenes. Esas inversiones, además, pueden acelerar la reducción de la fecundidad, lo que a su vez acelera la transición demográfica.

«Nunca antes había habido tantos jóvenes. Es poco probable que vuelva a existir semejante potencial de progreso económico y social. El modo en que abordemos las necesidades y aspiraciones de los jóvenes determinará nuestro futuro común», señala Osotimehim en el prólogo del documento.

En las décadas de 1950 y 1960, varias economías de Asia Oriental hicieron grandes inversiones en la capacidad de la juventud y en planificación voluntaria de la familia. La República de Corea logró un crecimiento de su producto interno bruto (PIB) per cápita de alrededor de 2.200% entre 1950 y 2008.

RETOS

El informe indica que persiste una serie de obstáculos para el desarrollo de los jóvenes. «Decenas de millones de ellos no están escolarizados y, si lo están, ni siquiera alcanzan los objetivos mínimos de aprendizaje. Sus perspectivas de empleo son a menudo pésimas, ya que no hay puestos de trabajo o estos no permiten salir de la pobreza, lo que empeora la crisis mundial de desempleo juvenil. Hasta 60% de los jóvenes de las regiones en desarrollo ni estudia ni trabaja o solo está empleado de forma irregular», señala el texto.

Entre las acciones que recomienda el ente para apoyar a los jóvenes está el acceso universal a información de salud sexual y reproductiva, posibilidades de educación y formación profesional, políticas de igualdad de género que garanticen protección y seguridad de las niñas, procurar su participación en asuntos cívicos y la búsqueda de soluciones para el desarrollo sostenible.

Texto/AVN
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