San Fernando de Atabapo, la capital de Amazonas estaba muy lejos, en el confín de Venezuela. Decenas de asonadas del quítate tú para ponerme yo acaecieron en Río Negro o Amazonas durante el siglo XIX y luego en los comienzos del siglo XX. Gobernadores eran depuestos o asesinados; había muchas dificultades para viajar a la entidad. Desde Ciudad Bolívar al puerto de Bagre o Perico, donde hoy se levanta Puerto Ayacucho, último reducto del Orinoco libre, porque después vienen los raudales de Átures y Maipures que no dejaban pasar más allá, son 644 kilómetros y 25 o 30 días de navegación en contra de la corriente; desde allí hasta Atabapo o Río Negro era casi el mismo recorrido que desde Ciudad Bolívar.
El general Juan Vicente Gómez y sus asesores vislumbraron la construcción de una carretera desde Bagre hasta Samariapo, por la banda izquierda del Orinoco para salvar los pedregosos raudales.
El Dr. Samuel Darío Maldonado, siendo gobernador de Amazonas en 1911, ordenó al general coriano Víctor Manuel Aldana, latifundista y gamonal de la zona, una exploración para estudiar la posibilidad de una carretera; una empresa gringa, la Orinoco Shiping & Traiding esbozó también un proyecto entre Perico y Morganito, al otro lado del río, hoy territorio colombiano (en 1911 no lo era, sino hasta 1924 cuando el pueblo venezolano de Maipures pasó al vecino país por el Laudo Arbitral infame de la reina de España).
El 23 de septiembre de 1924 decretó el general Gómez la construcción de una carretera que “partiendo de un puerto adecuado al pie del raudal de Átures, alcance otro puerto conveniente más arriba del raudal de Maipures”. Luego, el 1º de octubre de ese mismo año se designó al ingeniero Santiago Aguerrevere Michelena (1865-1934), descendiente de los Michelena maracayeros, entre ellos don Santos, para construir la importante vía que comenzó con 100 obreros y los trabajos el 17 de marzo de 1925. No era solo la carretera sino un puerto desde donde se acopiarían los materiales para la obra de 67 kilómetros de longitud. Pronto serían pasto del paludismo blancos e indios.
Pero lo significativo fue que el 9 de diciembre de 1924 se levantó un acta por instrucciones del general Gómez fundando un pueblo con el nombre de Puerto Ayacucho, en recuerdo de la batalla del mismo nombre cuyo centenario se celebraba.
En dicha acta se menciona a los primeros habitantes y a algunos técnicos y trabajadores trabajadores: Santiago T. Aguerrevere, el gran promotor y proyectista; José Rivas Montaña, Melicio Hernández Pérez (después fundaría al primer vecindario de San Juan de Manapiare), Jesús María “El Catire” Cardozo; Ramón Ignacio Méndez Llamozas (médico, futuro yerno del general Gómez y nieto del general Páez), Carlos Fernández, Pedro Rodríguez, Jesús Rodríguez, Pedro Moreno, Agustín Moreno, Casimiro Manzol, Isabel Navarro, Horacio Chacín, Víctor Navas, Nicolás Ruíz, Marcelino Hernández y Pedro Laraima.
Además de la carretera estaban contemplados en el proyecto puentes sobre el río Cataniapo y los cursos menores Carinagua, Paria Grande, Paria Chico, Rueda, Guayabal, Pato y Mirabal. Uno de estos puentes es llamado aún Puente Gómez.
En 1925, al año de fundarse a Puerto Ayacucho, había en el pueblo 37 casas y ranchos, entre trabajadores de la obra y muchos vecinos que vinieron a asentarse en el pueblo. El 24 de junio de 1927 fue inaugurado el ansiado puente sobre el Cataniapo, que garantizaba la comunicación fluida por la carretera. En 1928 había casas de teja y de zinc y más de 120 inmuebles residenciales.
En esta fecha cuando Puerto Ayacucho cumple 90 años es capital del municipio Átures y del estado Amazonas y cuenta con 146.480 habitantes de acuerdo al Censo de 2001, repartidos en las parroquias Fernando Girón Tovar, Luís Alberto Gómez, Parhueña y Platanillal. Fue capital de hecho del Territorio Amazonas desde 1928 cuando comenzó a despachar desde allí el gobernador, coronel Carlos Teodoro D´ Gregorio, oriundo de El Sombrero (la capital era Átures, minúsculo pueblo de origen colonial, fundado por los jesuitas en el siglo XVII y designada en septiembre de ese año) y luego de derecho hasta el sol de hoy. ¡Felicidades a Puerto Ayacucho y sus habitantes en su nonagésimo aniversario!