Por Tulio Monsalve|Complejos (Opinión)

Los complejos son rollos activos del inconsciente. Da fe su existencia cuando súbitamente retornan como conducta o emociones y nos hacen poner en ridículo.

Uno de esos complejos es el de “superioridad”. Morbo que en Colombia tiende a hacerse grave según el diagnóstico del psiquiatra Carlos Climent en su obra La locura lúcida, en la que advierte que la sociedad colombiana está enferma de arribismo y peor, es patología aceptada como norma social de la clase alta cachaca, ganadera o narcobanquera.

Es complejo arraigado allí desde tiempos lejanos. Heredada de sus conquistadores y de su principal gobernador, el Virrey, quien solo recibía órdenes directas del monarca.

Crían el complejo de “la clase dominante”. Con poca capacidad para decidir algo que no sea lo políticamente correcto, o certificado por Europa o Estados Unidos y sus siete bases.

Así surge el “complejo Venezuela”. Que sufren muchos de los que escriben en la prensa colombiana. Por eso nos miran con un gran desdén. Se nos tiene desde hace tiempo como “país de segunda”. Exagerados por su complejo de “educados y cultos” que los engaña.

No hay día que sus periódicos con o sin motivo o acusen o desacrediten nuestra país.

¿Sabrán que ayer el 43% de su Congreso no pudo decidir sobre una ley por tener causas penales abiertas?

Y antes hubo 56 legisladores acusados de narcopolíticos o que a algunos de sus generales se les acusa de asesinatos con falsos positivos y, violaciones.

Cierto: uno tiene “complejos” pero son menos conocidos los “complejos” que uno despierta.

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