Hace ya algún tiempo Zeus se escapó del dulce cerco de intrigas en que le mantenían otros dioses, para iniciar su recorrida de noche por calles y callejones de Atenas y, con disfraz de mendigo, ir tocando alguna puerta amable que quisiere abrirle con disposición a compartir tertulia y alguna humilde taza de café.
Ya no siguió escuchando Zeus a reducidas élites que imponían su voluntad en el tablón de las alturas del Olimpo, a cuyo alrededor se congregaba el círculo de los dioses, y de cuyas conclusiones siempre salían pediendo los pueblos «¡Por una vez, basta!», dijo el monarca miotológico. «Veamos ahora cómo salen las cosas si quien las dirige es el pueblo». Y eso comenzó a ocurrir con el referéndum griego del pasado domingo 5 de julio. Día coincidencialmente de independencia para la patria de Bolívar y Hugo Chávez, quienes tal vez ahora cuenten con un escaño en la tertulia de los cielos.
La Grecia actual liderada por Alexis Tsipras y la coalición Syriza -y que ha contado también con el talento académico de Yanis Varoufakis, el renunciante ministro griego de Finanzas y espadachín de los derechos del pueblo, delante de los mosqueteros del FMI, si bien de una parte acaba de confirmar su decisión de no plegarse a los términos dsproporcionados que pretende el FMI y el Banco Central Europeo y CE, de otra parte debe reconocerse que afronta serias dificultades para el cumplimiento de las obligaciones habituales que el país atiende en el campo financiero, interna y externamente.
De hecho ya se aplican medidas a los bancos helenos, que restringen la capacidad de circulación de masa monetaria en la calle. Y el pago de los tramos de la deuda griega con los acreedores necesita nuevas condiciones de renegociación; no se niegan a las conversaciones.
Y de eso se trata, de revisar los términos del acuerdo entre la nación griega y la troika. Hacia allí apunta el referendum del pasado 5; no al abandono abrupto de la Unión Europea por Grecia: eso es lo que nos indica la dinámica de los últimos sucesos.
Y ello es inteligente, por cuanto el pueblo griego ha sido llevado por los llamados organismos multilaterales -y gobiernos entreguistas que solo perseguían acrecentar las cuentas bancarias de sus altos funcionarios- a un foso. Muy parecido a la Venezuela de la IV República ¡Ahora Zeus habla desde los pueblos!