Para prevenir el cáncer hay que pensar en él, aunque asuste y aunque duela. Pensar en cáncer no es pasar todo el día comiéndose las uñas porque posiblemente aparecerá, sino vivir mejor y tratar de detectarlo a tiempo para combatirlo con eficacia.
Carina Navas, bióloga y colaboradora de la Sociedad Anticancerosa de Venezuela (SAV), aseguró que el mayor problema que observa esta organización es que hay miedo a la enfermedad: “La sociedad venezolana tiene miedo a padecer cáncer, y ese miedo es precisamente lo que hace que las personas vayan tarde al médico”. Es decir, cuando llegan a manos expertas, ya la enfermedad está muy avanzada.
¿Cómo no tenerle miedo al cáncer? Lo que plantea Navas -y así lo hizo en conversación con el Correo del Orinoco- es mantener presente que el cáncer es curable si se diagnostica a tiempo.
“Yo creo que debemos también sacar un tiempo para pensar en nosotros mismos”, señala, y ello implica que la persona sana se cuide, pero también, acudir a un chequeo médico anual para hallarlo cuando puede ser curado.
“Muchos médicos nos han dicho que están preocupados porque cuando los pacientes van al consultorio ya es demasiado tarde”, lamenta.
EXPUESTOS
Hay que pensar en cáncer, insiste Navas, porque la incidencia de la patología va en aumento. “Todos estamos expuestos”, recuerda.
Algunas personas creen que no tienen propensión al cáncer porque no poseen antecedentes hereditarios, explica la bióloga, pero la realidad “es que nada más 2% de los casos de cáncer tienen antecedentes hereditarios”. En 98 de cada 100 casos la respuesta se encuentra en los estilos de vida.
“Todos, por ser modeladores de nuestro propio estilo de vida, podemos influenciar la posibilidad que tenemos de padecer de cáncer”, sentencia la bióloga, con la experiencia de quien ha tratado las células de tú a tú.
Las medidas que se tomen para evitar el cáncer son muy parecidas a las que mantienen a raya a otras afecciones. “Muchas de las cosas que podemos hacer para prevenir el cáncer son las mismas indicaciones que se nos dan para prevenir diabetes o enfermedades cardiovasculares”, detalla, por lo que se trata “de mejorar nuestra salud en general, y de cómo prevenir su desmejoramiento”.
UN PLATO BIEN BALANCEADO
A comer bien se aprende desde la infancia, y es por eso que la SAV lanzó el programa La lonchera de mi hijo, “que tiene como fin inculcar buenos hábitos alimenticios a los niños”.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, cada día se deben consumir cinco raciones de frutas y vegetales. Navas describe el plato ideal del almuerzo: si se divide en cuatro partes, dos de ellas deben ser de vegetales, una de proteínas y otra de carbohidratos.
En Venezuela “comemos muchas grasas”, diagnostica, y ese tejido adiposo hace que las células se reproduzcan mucho, lo que “aumenta las probabilidades de que se descontrole ese ciclo celular”. Frituras y carbohidratos son los principales adversarios.
Navas aclara que el azúcar “ayuda a incrementar los índices de obesidad, y a mayor obesidad mayor tejido adiposo, mayor producción de estrógenos, mayor probabilidad de cáncer”.
EN MOVIMIENTO
Pero si la alimentación sana es clave para prevenir el cáncer, no lo es menos la actividad física. “Se recomienda realizar 45 minutos de ejercicio al día, con una actividad moderada” como caminar, trotar, nadar o montar en bicicleta.
Moderar el consumo de alcohol no es una decisión menor. “Hay estándares según los cuales una mujer puede beberse 500 CC diarios de una bebida baja en alcohol, mientras que los hombres pueden beber hasta el doble. Estas cantidades no son acumulativas”, aclara Navas.
Le suma, también, el empleo de protector solar, recomendación de mucho valor en Venezuela por ser un país tropical.
Y por último, aunque no por ello menos importante, el chequeo completo, que incluye -como mínimo- el examen de sangre, los rayos X, la mamografía y la citología para las mujeres, así como el tacto rectal para los hombres después de los 40 años de edad. Dejar atrás el miedo, recalca, permitirá que si el médico palpa algo anormal en la próstata masculina se pueda actuar, y que las mujeres no tengan pena de poner su útero y sus mamas bajo examen.
No hay una relación directa entre cáncer y estrés, pero sí indirecta, precisa Navas. “El estrés tiene un efecto sobre el sistema inmune”, y eso significa “que el sistema inmune de una persona estresada no reacciona de forma tan eficiente como lo haría el de una persona que esté en paz consigo misma”, ilustra, lo que llevaría a que, si hay cáncer, se propague.
ALGUNOS SÍNTOMAS
El cáncer puede hablar a su manera. Se expresa mediante nódulos, dolor al orinar, reflujo gástrico muy seguido y tos persistente, enumera la vocera, entre otros tantos síntomas Ninguna de estas señales debería ser desdeñada.
Tampoco debería ser tomado como un tema menor el obligar a los demás a fumar. “Muchas de las personas que padecen de cáncer de pulmón en realidad no son fumadores, sino fumadores pasivos, porque viven con fumadores persistentes y adquieren la enfermedad por respirar el humo”, alerta. Ese humo de segunda mano igual ingresa a los pulmones y afecta las células, apunta Navas.
Para esta bióloga investigar sobre cáncer y ayudar a derrotarlo es un reto personal. La muerte de su abuela, Rosa Lauson, por cáncer de páncreas la convenció de que debía dedicarse a luchar contra la enfermedad. Y así lo ha hecho.