Por Alfredo Carquez S|El lodazal de la MUD (Opinión)

Eso de que nunca segundas partes son buenas es un dicho que no siempre aplica, pero en el caso de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) parece hecho por una diseñadora de alta costura o un sastre, es decir, le presta a la medida. No se le nota ni un hilo fuera de lugar.

Debemos recordar a quienes lo olvidaron, debido a la vorágine política y social en la que nos ha tocado vivir en los últimos años, que la MUD es hija no reconocida (pues la derrota generalmente es huérfana de madre y padre) de la fallecida Coordinadora Democrática, esa del logo de las tres peloticas unidas por tres bandas blancas similares a los colmillos de un vampiro.

Los que manejaron la imagen de la Coordinadora Democrática (dicen que las grandes empresas publicitarias del país fueron de lo mas colaboradoras en este propósito) utilizaron todas las técnicas propias de una avasallante campaña publicitaria, hipnotizante e infinita, que tomó de manera absoluta las pantallas de televisión y demás plataformas de comunicación de masas para ablandar la conciencia de los venezolanos y justificar el paro, convocado por Fedecámaras, la Confederación de Trabajadores de Venezuela y los partidos de oposición; el sabotaje contra la industria petrolera nacional y, el golpe de Estado del 11 abril de 2002.

Y aunque sin duda quienes dirigieron esta organización manejaron un gran presupuesto, los resultados obtenidos fueron tan malos que, quizá por vergüenza, al último que dio la cara ante el país se le olvidó apagar la luz y dar por concluido el acto.

Ahora estos mismos actores se muestran menos coordinados pero sí mas enlodados, haciéndole honor a la traducción de mud en su idioma favorito: el del billete verde del Norte. Nadie entiende sus últimas acciones y menos sus mas recientes contradicciones.

Tienen un secretario general que, por lo que señalan, no les cuenta todo lo que sabe y hace. Este parece que se va a las reuniones, íngrimo y solo, a negociar con los designados por el presidente Nicolás Maduro, pero sorpresivamente no pasa nada. Sigue en su cargo tranquilazo. Curioso caso porque a Omar Barboza lo defenestraron por menos que eso, por opinar distinto, como ellos dicen.

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