¿En cuánto ha contribuido la actual Asamblea Nacional (AN) para aliviar los problemas que aquejan a los venezolanos? ¿Cuánto han hecho para que desaparezcan las colas y aparezcan los productos?
Todos sabemos la respuesta: no han hecho nada. Y no han hecho nada a nuestro favor y tampoco han logrado, afortunadamente, cumplir con las promesas que formularon públicamente ni con las metas oscuras que se habían propuesto. En verdad ni siquiera logran tener quorum para realizar todas las sesiones que se proponen.
Lo que sí han hecho es desplegar una infame campaña internacional que persigue justificar cualquier tipo de violencia en el país. Digo “cualquier tipo de violencia” porque la gama de posibilidades va desde la utilización de sus grupos de choque, pasando por el apoyo conocido de bandas paramilitares colombianas, hasta llegar a su sueño dorado de una intervención militar extranjera que borre toda posibilidad de acción popular.
Dentro de esta campaña se inscribe una pieza que circula en las redes, hablada en inglés y subtitulada en español, en la que supuestos periodistas tratan de entender la realidad de los venezolanos. En ellas se habla de las bolsas de los CLAP y aseguran que nosotros pagamos más de 500 dólares por cada una de ellas, sin explicarnos cuál es la base de cálculo para que se establezca ese supuesto precio.
Pero también se inscribe en esa campaña la más reciente patraña urdida por esa AN, que sin que les importe qué es verdad y menos qué es legal, deciden que hay un supuesto “abandono de cargo”.
Ellos saben que en lo nacional su decisión no tiene ningún valor, pero esperan que impacte profundamente en lo internacional y que se multipliquen los sabotajes y las campañas contra Venezuela.
Saben que es un postura abiertamente antipatriótica, profundamente antivenezolana, antidiálogo, que no tiene ningún sustento en la realidad y menos en la legalidad y esperan, sin embargo, que cause mucho daño al país.
Qué lejos está esa AN del mundo de la política, de la honestidad y del pensamiento.
De su composición actual no podemos esperar nada que nos ayude a superar los problemas. Su ambición de poder es insaciable. A ellos no les importamos ni usted ni yo. En su visión de sólo somos piezas que no cuentan. Ni siquiera somos escalones para pisarnos en sus arrebatos de ascenso.