El papa Francisco restó importancia a las preocupaciones de seguridad para su visita de dos días a Egipto, en la que pretende llevar un mensaje de paz y unidad entre cristianos y musulmanes.
Tres semanas después de dos ataques gemelos contra una iglesia el Domingo de Ramos, Francisco tiene previsto aterrizar este viernes en El Cairo para una serie de encuentros simbólicos con los líderes religiosos y políticos del país.
Aunque el Sumo Pontífice ha rechazado utilizar el papamóvil blindado que utilizaron sus predecesores en viajes al extranjero, se han tomado otras precauciones para las 27 horas que pasará en la capital egipcia.
Las calles en torno a la catedral ortodoxa y la embajada vaticana se cortaron al tráfico de autos y la policía llenó el lujoso barrio de El Cairo donde el papa pasará la noche del viernes.
Francisco se reunirá con el presidente de Egipto, Abdelfatah Al-Sisi, así como con el patriarca de la Iglesia copta ortodoxa, Tawadros II, y rezará por las víctimas del ataque.
Igualmente, visitará Al-Azhar, la venerada sede de aprendizaje del islam suní, con 1.000 años de historia. Allí se reunirá en privado con el gran imán jeque Ahmed el-Tayeb y participará en una conferencia internacional de paz por la tarde.
El objetivo es llevar un mensaje de paz a un país golpeado por ataques extremistas islámicos y fomentar una cultura de respeto y tolerancia hacia las minorías religiosas, dijo el cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado del Vaticano.