Reacciones al atentado en Barcelona (España): Odio y sectarismo político aparecen en las redes sociales sin control

Jueves 17 de agosto a primera hora de la tarde. Atentado en Barcelona. Unas horas más tarde, otro en Cambrils. Las redes sociales se convierten en un hervidero de mensajes. Entre miles y miles de ellos, predominan los sentimientos de solidaridad, de fraternidad ante la tragedia. Pero no todos tienen ese sentido. Hay quien aprovecha las noticias para llevarlo todo a su terreno ideológico. Existe una utilización política que puede ser discutible, pero algunos usuarios traspasan las líneas rojas de lo admisible en una sociedad.

Mauro Fuentes, director de Social@Ogilvy en España, que gestiona las redes sociales de grandes compañías españolas, apunta que “siempre que ocurre una situación de estas características hay oportunismo y se crea un caldo de cultivo para quienes buscan sacar un provecho porque saben que la gente será más propensa a creerse las cosas que les digan”.

Mensajes difundidos en las redes sociales tras el doble atentado de Barcelona y Cambrils
Mensajes difundidos en las redes sociales tras el doble atentado de Barcelona y Cambrils (TWITTER)

Como ejemplo, Fuentes explica que conoce personalmente a la joven a la que llevó a casa un taxista marroquí la tarde del atentado, una historia que se hizo viral, y puede asegurar que es cierta y que no tiene ninguna motivación oculta más que explicar una situación de solidaridad. Este experto señala que en Twitter se generaron muchos mensajes a favor y en contra, con denuncias de intereses ocultos entre empresas de transporte y del sector del taxi.

“Cuando tienes una cuenta de Twitter –observa Fuentes–, sigues a la gente que te interesa. De esta forma puede ocurrir que lo que pasa en esas cuentas sea todo lo que ves del mundo. Sólo si miras fuera, te das cuenta de que no es así”.
Desde su punto de vista, hay tantos periodistas radicalizados como gente que aprovecha un atentado para intentar ganar adeptos a una ideología.

Fuentes indica que las percepciones varían “cuando nos toca algo de forma directa”. “Si eres un radical en el mundo real –comenta– lo serás más en las redes sociales, donde intentarás influir en mucha gente. Lo que se está viendo estos días es tremendo”.

Mensajes difundidos en las redes sociales tras el doble atentado de Barcelona y Cambrils
Mensajes difundidos en las redes sociales tras el doble atentado de Barcelona y Cambrils (TWITTER)

La actitud de la mayoría de las empresas en las redes sociales desde la tarde del atentado es, en cambio, de una absoluta discreción, incluso entre aquellas compañías que son más activas. “Las ganas de comunicar hacen que surjan situaciones desagradables –señala Fuentes–. Por respeto, si eres una marca, tienes que quedarte en segundo plano. Hay gente que quiere mantener una visibilidad en estos casos y no siempre les sale bien”.

Cuando se produjeron los atentados de París, en un viernes por la noche, a muchas compañías no les dio tiempo a desactivar las campañas programadas y alguna marca “quedó realmente mal”, manifiesta Fuentes.

Para el profesor de Periodismo de la URL Josep Lluís Micó, “en situaciones de crisis o de tragedias, los sentimientos se magnifican y las reacciones se exacerban. Si tenemos en cuenta, la reacción y la polarización que se produce muchas veces en las redes por una jugada de un partido de fútbol, que parece que sea lo más importante del mundo, lo que ha pasado estos días ha ido en la misma línea”, dice Micó.

Pero no todo el mundo se ha acercado a internet con la misma intención. Para el profesor de Filosofía de la UOC e investigador de la cátedra Ethos (URL), Miquel Seguró, “la redes han ayudado a difundir información –objetiva y subjetiva–, a comunicarse y a sentirse conectado emocionalmente. Las redes han tenido éxito porque han respondido a necesidades muy humanas”.

Por su parte, Josep Lluís Micó cree que, durante estos días, se han podido identificar distintas tipologías de usuarios. Los ha habido que “han difundido información porque querían ser útiles y contribuir a reducir el dolor, pues creían que era una forma de solidarizarse con lo sucedido, aunque al final lo que hicieran fuese contribuir a difundir barbaridades o bulos, porque una cosa es la buena voluntad y otra la capacidad para difundir información veraz”. También “han aparecido los que han usado la desgracia para sacar provecho para su causa”, dice Micó. O los que “han compartido información de forma absolutamente acrítica, simplemente porque es lo que están habituados a hacer. Y por último, aquellos que van de enterados y que ejercen el papel de líderes de opinión de un colectivo, y que no se plantean si ese es el lugar para según qué debates o para compartir determinados contenidos”, dice Micó. Por eso ha sido habitual estos días leer publicaciones en Facebook –por ejemplo– de personas que advertían que, si leían mensajes en su muro que incitaban al odio o que politizaban el atentado, automáticamente dejarían de ser “amigos” de sus autores.

Mensajes difundidos en las redes sociales tras el doble atentado de Barcelona y Cambrils
Mensajes difundidos en las redes sociales tras el doble atentado de Barcelona y Cambrils (TWITTER)

Este ha sido, precisamente, uno de los temas más debatidos y que más polémica ha propiciado en las redes durante estos días. Se ha discutido acaloradamente sobre la conveniencia o no de mostrar y ver determinadas imágenes, y en “qué medida eso ayudaba o no a ser conscientes de la magnitud de la tragedia”, explica Miquel Seguró, que cree que se ha generado todo un debate ético: “Vivimos en un mundo que le he dado la espalda al mal, a la muerte y a la enfermedad. Las cosas son reales y complicadas. La información muestra una realidad dura cuando suceden estas cosas. ¿Por qué cuando hay muertos en un atentado los escondemos? ¿Nos incomodan las víctimas?”.

La otra gran cuestión ha sido la de la politización del atentado. Según Micó,“en el pasado, cuando el acceso a la información era mucho más restringido, el relato estaba mucho más acotado y los discursos más dirigidos. Desde el momento en que sólo se necesita una conexión a internet, si aquello que se dice es especialmente salvaje se viraliza y se difunde a un gran número de personas”, y es más fácil que se produzcan encontronazos.

Mensajes difundidos en las redes sociales tras el doble atentado de Barcelona y Cambrils
Mensajes difundidos en las redes sociales tras el doble atentado de Barcelona y Cambrils (TWITTER)

Y estrechamente vinculado con esto, el otro gran tema estos días ha sido el juicio constante a la labor de los medios de comunicación tradicionales. “Las redes se han llenado de contenidos que después se ha demostrado que no eran ciertos, cadenas de mensajes y contenidos que incitaban al odio, a la hispanofobia y a la catalanofobia. Si hubiéramos hecho caso de las teorías sobre el poder de la gente, ahora estaríamos hablando no de dos atentados sino de quince”.

En este sentido, Seguró opina que las redes sociales no están hechas para sustituir ningún tipo de comunicación, y que sólo son una herramienta. Es por eso, que en opinión de Josep Lluís Micó, “en este tipo de situaciones, los medios tradicionales son más necesarios que nunca, ya que son los únicos que administran toda la información con sentido común”.

El Código Penal establece que los delitos de odio se producen cuando una persona ataca a otra motivada por su pertenencia a un grupo social, según su edad, sexo, identidad de género, religión, raza, etnia, nivel socioeconómico, nacionalidad, ideología o afiliación política, discapacidad u orientación sexual.

Según esa definición, los fiscales tienen mucho trabajo por delante para intentar atajar la oleada de mensajes de odio que pueblan todas las redes sociales.

Las conductas de odio están tipificadas con pena de prisión de uno a cuatro años y con una pena de multa de 6 a 12 meses.

Una sentencia del Tribunal Constitucional de 1994 estableció que el ejercicio de la libertad ideológica y la libertad de expresión no pueden amparar menosprecios, insultos contra personas o grupos ni sentimientos de hostilidad como los que hoy se pueden leer a diario en todas las redes sociales.

Estas plataformas tienen mecanismos para que sean los propios usuarios los que soliciten la retirada de mensajes que puedan resultar ofensivos, pero en pocas ocasiones la eliminación se produce de oficio. Entre la muestra de tuits que se muestra en la parte superior de esta página existen algunos mensajes que llevan varios días activos.

La ley establece que “cuando el delito se hubiera cometido a través de tecnologías de la información y la comunicación, se acordará la retirada de los contenidos”. Debe ser el juez o tribunal quien acuerde esa medida para eliminar el mensaje de odio. Incluso se puede ordenar el bloqueo del acceso a este servicio.

Mensajes difundidos en las redes sociales tras el doble atentado de Barcelona y Cambrils
Mensajes difundidos en las redes sociales tras el doble atentado de Barcelona y Cambrils (TWITTER)
F/lavanguardia.com
F/Twitter