Era una temblorosa masa de gelatina la noche del 20-M. Los medios privados le brindaron una mini-cadena que hizo más cruel su aparición. No tenía a su lado a Vladimir Villegas, su consejero en cuanto salto de talanquera, pértiga o garrocha ha acometido con eficacia, hasta ese
domingo cuando una mezcla de berrinche con patatús lo descompuso ante el país. Vomitó su cataplasma contra los chavistas y opositores que se turnaron para hacerlo alcalde y gobernador.
Sigue regurgitando.
El Kiosco de Earle: Flan de Falcón
