La Orquesta Simón Bolívar detonará la potencia de la Sinfonía Leningrado

El recital tendrá lugar esta tarde desde las 4:00

La pieza de aproximadamente una hora y 20 minutos de duración ocupará todo el programa preparado para esta presentación que forma parte del Festival Vacaciones al Ritmo del Sistema

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Toda la energía contenida en la Sinfonía Leningrado (Sinfonía N° 7) de Dmitri Shostakovich será liberada esta tarde a las 4 en la sala principal del Centro Nacional de Acción Social por la Música (CNASM), en Quebrada Honda, Caracas, con la interpretación de la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar, esta vez bajo la dirección del joven maestro chileno Paolo Bortolameolli.

La pieza de Shostakovich, que con su hora y 20 minutos de duración ocupa el programa completo para la presentación de hoy, fue compuesta en 1941, en plena guerra, mientras Leningrado se encontraba sitiada por tropas nazis. De hecho, la obra iniciada en Leningrado se terminó de escribir en la actual ciudad de Sama, a orillas del Volga, a donde fue a parar el autor en un proceso de evacuación causado por la situación bélica.

De acuerdo al portal historiadelasinfonia.es, la séptima de Shostakovich se hizo popular durante la guerra como símbolo de la resistencia antifascista, tanto en la Unión Soviética como en los Estados Unidos.

UNA LARGA RELACIÓN

En conversación con el Correo del Orinoco, el joven chileno de 35 años que actualmente se desempeña como director asociado de la Filarmónica de Los Angeles, donde trabaja codo a codo junto al maestro Gustavo Dudamel, contó que tiene una larga relación personal con esta composición que interpretará hoy al frente de la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar.

“Esta obra fue una de mis sinfonías favoritas de Shostakovich por mucho tempo. Shostakovich fue uno de los compositores que más tiempo de obsesión me tomó en la adolescencia. Cuando conocí a este autor, a los 13 o 14 años, me volví muy fanático, me encantó su música, me parecía realmente fascinante, sobre todo desde un punto de vista musical combinado con lo autobiográfico. Shostakovich es de los compositores que de alguna manera cuenta lo que ocurre en su entorno a través de un prisma tremendamente espacial”, que es la música, apuntó Paolo Bortolameolli.

TESTIMONIO MUSICAL DESDE LA BELLEZA

En este orden de ideas, parte del valor de la música de Dmitri Shostakovich consiste entonces en su condición de testimonio musical de su tiempo, conjugado con una alta calidad estética.

Para el pianista y director, la genialidad creativa de Shostakovich le permitió sortear la censura de una sociedad que no estaba preparada para un lenguaje musical vanguardista, marcado por atonalidades y disonancias, erróneamente percibido como si estuvieran dirigidos “a las élites”.

“Para sobrevivir a eso Shostakovich ‘modificó ‘(entre comillas) su lenguaje, para hacerlo ‘más accesible’ (también entre comillas) y es ahí donde se demuestra la genialidad del autor, al conseguir, con mucha imaginación, decir lo que él quiere sin que sea necesariamente descubierto”, explicó Bortolameolli,

En el caso específico de la Sinfonía Leningrado, acotó el director, el autor invita a tomar la fuerza del interior para vencer a la adversidad. Shostakovich se inspira en la debilidad de un momento bélico en el que Rusia fue azotada por las fuerzas nazis e invoca a buscar las fuerzas donde parecen ya no existir para finalmente alcanzar la victoria.

“De hecho, las últimas notas de esta sinfonía son en realidad la trascripción musical de la V de Victoria en clave Morse. Así Shostakovich hace que la música sea una victoria, literal, en tiempos de guerra. Es una sinfonía potente y emblemática, una gran obra del siglo XX que tenía muchas ganas de tocar con una orquesta de esta envergadura, de esta calidad”, acotó el chileno.

ALTO CONTRASTE

Durante su visita a nuestro país, el joven chileno también dirigirá, el próximo domingo a las 11 de la mañana, en la misma Sala Simón Bolívar del Centro Nacional de Acción Social por la Música, a la Orquesta Sinfónica Juan José Landaeta en la interpretación de otras dos piezas, también rusas, pero completamente diferentes a la de Shostakovich, como lo son la obertura de la Fantasía Romeo y Julieta de Piotr Ilyich Tchaikovsky y la Suite sinfónica Scheherazade, de Nikolai Rimsky-Korsakov, ambas abras maestras de la música académica inspiradas igualmente en sendos corpus maestros de la literatura universal.

“Son obras del repertorio universal emblemáticas, llenas de colores” que le dan espacio a la orquesta para lucirse. Scheherazade es una obra maestra de Korsakov que hace volar la imaginación. “Incluso sin que uno sepa cada cuento tu imaginación vuela, porque es música que si bien no es 100% descriptiva esta obviamente influenciada por cada una de estos aromas, perfumes y estilos exóticos que hace que sea tan especial”, consideró Bortolameolli.

Un asunto similar ocurre con Romeo y Julieta, en la que Tchaikovsky trasmite con su universo sonoro cada uno de los elementos y personajes principales contenidos en la ampliamente conocida tragedia de Shakespeare.

Las entradas para ambos recitales, que forman parte de la programación especial correspondiente al Festival Vacaciones al Ritmo del Sistema, se pueden adquirir por medio del portal web de Ticketmundo.

T/ Luis Jesús González Cova
F/ Héctor Rattia
Caracas