Las sanciones contra los pueblos son un crimen de lesa humanidad.
Como las bombas, provocan hambrunas, enfermedades y muerte, pero lentamente, ante la mirada de todo el mundo.
Es una forma masiva de torturar, bajo las narices de la ONU, los tribunales internacionales y demás organismos multilaterales.
EEUU y Europa se arrogan el derecho de convertir países enteros en enormes campos de concentración.
En hornos crematorios que matan por inanición, no por ignición. Además de ilegales, son políticamente inútiles y moralmente detestables.
El objetivo confeso (no el real) es provocar alzamientos populares o militares contra un gobierno. Su estrategia es castigar al pueblo que se jura liberar.
T/ Earle Herrera
earlejh@hotmail.com