Han pasado apenas dos semanas desde que las y los 8.581 estudiantes del quinto año de Medicina Integral Comunitaria iniciaron sus pasantías en los principales hospitales de todo el país, desmontado una feroz campaña de desprestigio emprendida por la Federación Médica Venezolana (FMV).
La FMV orquestó, a través de medios de la comunicación, una avanzada publicitaria que ponía en tela de juicio la capacidad y el profesionalismo del nuevo “ejército de batas blancas de la medicina socialista”, tal y como los llama el presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Hugo Rafael Chávez Frías.
“Estos grupos desprecian al pueblo y a los hijos del pueblo…y por eso actúan así”, ha referido el Jefe de Estado ante los ataques de la oligarquía de la medicina nacional.
“Ustedes están en el epicentro de la batalla social y moral. Bienvenida sea la crítica de la canalla, porque esa crítica nos hace más fuertes”, acotó el Mandatario Nacional en una de sus últimas alocuciones.
Actualmente y pese a la guerra mediática en su contra, lo futuros galenos comunitarios cumplen con su deber: hacer más humana y próxima la práctica de la medicina en Venezuela. Para ellos es todo un reto que van a cumplir sin caer en provocaciones y mucho menos se amilanarán ante la embestida de la canalla médica capitalista.
MÁS OPORTUNIDADES
Cuando Bedixo Valbuena, uno de los estudiantes de quinto año de Medicina Integral Comunitaria, está próximo a cumplir 25 años, y considera que tiene “una vida hecha y derecha”.
Bedixo está casado, tiene una hija de un año, y pronto se convertirá en uno de los médicos y médicas de la primera corte de Medicina Integral Comunitaria de esta Revolución Bolivariana. Esta nueva carrera universitaria fue creada en función de las necesidades del pueblo venezolano.
La historia de este joven evidencia con hechos los procesos de cambios que vive el país, pero sobre todo su justificación.
Luego graduarse de bachiller en el Colegio Agustín Codazzi del estado Aragua en el 2002, Bedixo probó suerte en dos instituciones universitarias para estudiar medicina.
Como primera opción, presentó la prueba interna de admisión de la Universidad de Carabobo, para optar por uno de los 150 cupos disponibles, entre 6.000 aspirantes. Sus calificaciones lo ubicaron por encima del puesto 190 y no pudo ingresar a la carrera.
Después intentó infructuosamente ingresar en la Universidad Nacional Experimental de los Llanos Centrales Rómulo Gallegos de San Juan de los Morros, pero la casa de estudios paralizó sus actividades y no conoció los resultados de su evaluación.
“En ese entonces había muchas personas sin cupo en las universidades- comentó Bedixon- y la Oficina del Planificación del Sector Universitario (OPSU) del Ministerio del Poder Popular para la Educación Universitaria (MPPEU) promovió el Programa de Introducción Universitaria (PIU) y me inscribí para aprovecharlo”.
“Esta iniciativa tenía como propósito refrescar los conocimientos adquiridos por los estudiantes durante el bachillerato y explorar a la vez la vocación profesional que cada uno tenía”, puntualizó.
Bedixo cursó el PIU durante ocho meses en la primera Aldea Bolivariana de la Misión Sucre en Aragua. Tras finalizar el PIU, fue presentó la prueba psicológica establecida para optar por un cupo en el introductorio de la carrera de Medicina Integral Comunitaria.
“En este curso, que antes duraba cinco meses y ahora dura seis, los estudiantes profundizan conocimientos básicos sobre biología y química y comienzan a conocer materias más complejas como bioquímica e introducción a la salud pública, entre otras”, detalló.
El buen desempeño académico lo hizo merecedor de una beca cuando apenas tenía tres meses de haber empezado el PIU. Aún la mantiene.
PENSUM ACADÉMICO
“La formación de la médica y el médico en la escuela tradicional de medicina se diferencia en la nueva escuela de Medicina Integral Comunitaria en que la primera corriente científica empieza a enseñar a sus estudiantes con el cadáver del ser humano, mientras que la segunda lo hace con el ser humano vivo”, sintetiza Gisela Vargas, directora del Hospital de Niñas y Niños J. M. de los Ríos”; institución que aceptó las pasantías de los cinco mejores estudiantes, entre los cuales se encuentra Bedixo Valbuena.
Bedixo Valbuena rememora con facilidad el pensum académico que cursó durante el primer año de la carrera que inició en el 2005.
Contó que la asignatura principal se denomina Morfofisiología y fusiona las cátedras de Bioquímica, Embriología, Histología, Anatomía y Fisiología. “Ésto sirve para conocer en conjunto la correlación y el funcionamiento de los diferentes sistemas del cuerpo humano”, subrayó.
Todo el contenido de esta materia se divide en Morfofisiología I, II y III.
El programa establece las asignaciones Salud Comunitaria y Pensamiento Político Latinoamericano y Parapatologías del Humano como un Ser Biopsicosocial.
En el segundo año se cursa Morfofisopatología. Esta asignación comprende todo lo aprendido durante el primer año, pero asociado a las enfermedades.
Propedéutica Clínica y Semiología son las dos materias que caracterizan el tercer año de la carrera. “Enseñan al estudiantado a examinar al paciente y le indican cómo confeccionar una historia médica”, explicó.
Propedéutica Clínica se divide en I, II, III y IV. También se estudia Medicina Interna, farmacología I y II, Psicología Media I y II.
Justo durante su segundo año de carrera en el 2006, Bedixo Valbuena constituyó su familia y se trasladó a Caracas para continuar su nueva vida. Pidió cambio para la ciudad y le fue concedido.
COMIENZA LOS FILTROS
Durante los tres primeros años de la carrera, las y los alumnos presentan evaluaciones continuas, tanto teóricas como prácticas. Las primeras equivalen al 70% de la nota, mientras que las segundas al 30% restante.
No obstante, justo al finalizar el tercer año, se aplica una prueba estadal especial que obliga al estudiante a repetir el último cursado, si no la aprueba. También es teórico-práctica, pero cada parte tiene la misma ponderación: 50% y 50% de la nota final.
“Este tipo de evaluación se aplica anualmente hasta el final de la carrera y tiene como jurado a un médico internista, uno intensivista, uno general e integral, dos representantes de la Coordinación Nacional del Programa de Medicina Integral Comunitaria y uno de la Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM)”, aseguró Bedixo.
En el cuarto año, el estudiante comienza a ver Pediatría I y II, Ginecología y Obstetricia I y II, y Psiquiatría Media I y II. En el quinto continúa con Pediatría III, Medicina Física y Rehabilitación, Medicina Natural y Tradicional, y Clínica Quirúrgica.
En este momento, el programa establece el cumplimiento de unas prácticas denominadas “Rotaciones de Cirugía”, las cuales son el primer contacto de os estudiantes con pacientes en un quirófano.
Durante una semana, Bedixon cumplió las suyas en el Centro de Diagnóstico Integral (CDI) de Fuerte Tiuna, donde participó en siete operaciones.
Con todo lo aprendido, el «nuevo ejército de batas blancas» realiza en este momento sus pasantías hospitalarias.
De 7:00 am a 5:00 pm cumplen sus jornadas diarias y hacen una guardia de 24 horas continuas cada cinco días.