Manos mansas entrelaza tres historias de la infancia|Hermanos Rodríguez estrenan su primer largometraje

Los directores este documental no busca enjuiciar, sino acercarnos a una realidad.

Este viernes 10 se septiembre se estrenará la producción documental “Manos mansas”, de los hermanos Andrés y Luis Rodríguez. Durante la presentación a la prensa, José Antonio Varela, presidente de la Fundación Villa del Cine, puntualizó que la cinta se exhibirá, inicialmente, en un circuito de arte y ensayo que incluye la salas de la Previsora y el Trasnocho Cultural. También formará parte del cartel del 3er. Festival de Cine Latinoamericano. Francia Latina, organizado por el Circuito Gran Cine y la embajada de Francia, que se realizará entre el 10 y el 23 de septiembre.

“La posición de la Plataforma Cinematográfica es que, el documental venezolano tiene que ganar muchos más espacios de distribución comercial”, declaró Varela, durante el lanzamiento de este primer largometraje de los morochos Rodríguez, que ya han realizado cerca de cincuenta documentales en corto y mediometraje.

“Manos mansas” narra tres historias que se intercalan. Por una parte muestra la cotidianidad de la señora Chana y sus hijos que viven en comunión con el inclemente clima del Páramo Los Colorados en Mérida. El segundo pilar de la misma temática ofrece una ventana hacia el día a día de Melvin y Pochocho, dos niños de Punta de gaza en isla Margarita, que se entregan con pasión a la actividad productiva de sus padres: la pesca artesanal. El documental lo completan los recuerdos de Ronald Rodríguez, caraqueño con discapacidad motora que de niño decidió vivir en la calle por problemas familiares.

Andrés Eduardo Rodríguez explica que a pesar de la dura realidad contenida en el filme “uno puede observar que en esas vivencias hay cierta paz que hace un equilibrio consigo mismo (los personajes) y con su entorno”. A nivel material viven muy al límite, pero a nivel interior tienen muchas cosas que enseñarnos”. El hermano de Luis Alejandro opina que este trabajo le da la oportunidad al espectador de poder reflexionar en torno a un trabajo que lejos de estar desnudo tiene una carga de intencionalidad desde su estética, que conduce al espectador hasta un determinado nivel perceptivo. “En este sentido pienso que es un documental poético, más que crítico”, destacó el realizador.

El trabajo con el color, junto a los marcados contrastes y las diferentes texturas logradas, juega un papel fundamental en la propuesta estética. Según comentó Luis Rodríguez, utilizaron filtros en el lente de la cámara Sony Z1 HDV, cuyo efecto se radicalizó en postproducción y aún más en la transferencia a 35 mm.

“Nosotros sentimos que el documental no se encuentra divorciado del lenguaje del cine de ficción de vanguardia, sino todo lo contrario nos da como cierto terreno que tenemos que explorar, expresivamente. En este trabajo hay mucha puesta en escena porque intentamos acercarnos a la atmósfera íntima de los personajes, la carga espiritual y el espacio determinado y eso nos hizo buscar formas expresivas que para un documentalista convencional pueden parecer muy elaboradas u opuestas. Pero nosotros apostamos a la expresividad”, declaró Luis.

T/Luis Jesús González Cova
F/ Cortesía de Amazonia Films