A 189 años de la siembra del Libertador, la lucha por la independencia latinocaribeña continúa

Tal día como hoy, 17 de diciembre, pero 1830, el Libertador Simón  Bolívar, cuya espada había dado la Independencia a cinco naciones y adelantado la primera gesta anfictiónica subcontinental con el Congreso de Panamá, falleció por un severo estado de salud, recordó este martes el presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro Moros.

A través de su cuenta en Twitter, el jefe del Estado venezolano señaló que en homenaje al legado histórico del Padre de la Patria la Revolución Bolivariana seguirá leal al pensamiento anticolonial.

«Conmemoramos 189 años del paso a la eternidad del hombre que recorrió la América con su espada victoriosa para devolvernos la libertad. Hoy nos llena de orgullo saber que su grandeza sigue recorriendo estas tierras rebeldes que se niegan a ser colonia. ¡Viva el Padre Bolívar!», ratificó el mandatario venezolano.

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‘Un canto para Bolívar’, del poeta chileno, Pablo Neruda

PADRE nuestro que estás en la tierra, en el agua, en el aire

de toda nuestra extensa latitud silenciosa,

todo lleva tu nombre, padre, en nuestra morada:

tu apellido la caña levanta a la dulzura,

el estaño bolívar tiene un fulgor bolívar,

el pájaro bolívar sobre el volcán bolívar,

la patata, el salitre, las sombras especiales,

las corrientes, las vetas de fosfórica piedra,

todo lo nuestro viene de tu vida apagada,

tu herencia fueron ríos, llanuras, campanarios,

tu herencia es el pan nuestro de cada día, padre.

Tu pequeño cadáver de capitán valiente

ha extendido en lo inmenso su metálica forma,

de pronto salen dedos tuyos entre la nieve

y el austral pescador saca a la luz de pronto

tu sonrisa, tu voz palpitando en las redes.

De qué color la rosa que junto a tu alma alcemos?

Roja será la rosa que recuerde tu paso.

Cómo serán las manos que toquen tu ceniza?

Rojas serán las manos que en tu ceniza nacen.

Y cómo es la semilla de tu corazón muerto?

Es roja la semilla de tu corazón vivo.

Por eso es hoy la ronda de manos junto a ti.

Junto a mi mano hay otra y hay otra junto a ella,

y otra más, hasta el fondo del continente oscuro.

Y otra mano que tú no conociste entonces

viene también, Bolívar, a estrechar a la tuya:

de Teruel, de Madrid, del Jarama, del Ebro,

de la cárcel, del aire, de los muertos de España

llega esta mano roja que es hija de la tuya.

Capitán, combatiente, donde una boca

grita libertad, donde un oído escucha,

donde un soldado rojo rompe una frente parda,

donde un laurel de libres brota, donde una nueva

bandera se adorna con la sangre de nuestra insigne aurora,

Bolívar, capitán, se divisa tu rostro.

Otra vez entre pólvora y humo tu espada está naciendo.

Otra vez tu bandera con sangre se ha bordado.

Los malvados atacan tu semilla de nuevo,

clavado en otra cruz está el hijo del hombre.

Pero hacia la esperanza nos conduce tu sombra,

el laurel y la luz de tu ejército rojo

a través de la noche de América con tu mirada mira.

Tus ojos que vigilan más allá de los mares,

más allá de los pueblos oprimidos y heridos,

más allá de las negras ciudades incendiadas,

tu voz nace de nuevo, tu mano otra vez nace:

tu ejército defiende las banderas sagradas:

la Libertad sacude las campanas sangrientas,

y un sonido terrible de dolores precede

la aurora enrojecida por la sangre del hombre.

Libertador, un mundo de paz nació en tus brazos.

La paz, el pan, el trigo de tu sangre nacieron,

de nuestra joven sangre venida de tu sangre

saldrán paz, pan y trigo para el mundo que haremos.

Yo conocí a Bolívar una mañana larga,

en Madrid, en la boca del Quinto Regimiento,

Padre, le dije, eres o no eres o quién eres?

Y mirando el Cuartel de la Montaña, dijo:

«Despierto cada cien años cuando despierta el pueblo».

T/CO
F/@NicolasMaduro