A 5 años de tu siembra: ¡Chávez! Se hace más grande en el corazón de su pueblo

A cinco años de la partida del líder de la Revolución Bolivariana, los caraqueños lo evocan con cariño

Chávez nuestro de todos los días

Chávez echando cuentos de Sabaneta, cantando canciones llaneras, echando chistes, jugando softball en Fuerte Tiuna o comiéndose el pedacito de galleta que un niño se saca de la boca: son algunos de los momentos afectivos que quedaron para siempre en la memoria de los venezolanos. Es un gigante. Ningún presidente ha hecho tanto por Venezuela y su pueblo como el Comandante

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Carlos Roberto Ortega Carmona estuvo unas siete horas en la gigantesca cola que se formó en la Academia Militar para ver por última vez el rostro del Comandante. Desde entonces, lo recuerda cuando por la televisión pasan algún programa o cuando la situación se pone difícil y Chávez se hace presente para insuflarleS fuerza a las luchas populares, como en las actuales circunstancias en que los revolucionarios acompañan a Nicolás Maduro a enfrentar la dura batalla contra la guerra económica. Dice que entre recuerdo y nostalgia le llega la voz de Chávez contando anécdotas de su pueblo, Sabaneta, o cantando alguna de sus canciones o echando chistes CON su peculiar forma de hablar.

Ortega Carmona, un joven de la parroquia Altagracia, de 36 años, sentado en la plaza Bolívar piensa que Chávez “dejó empoderado al pueblo”, una condición que no tuvo en la Cuarta República.

Jhony Blanco, en la plaza Lina Ron, conserva la imagen de un Chávez alegre, decisivo, de mano firme, y bromeando con su compañeros en una “caimanera de” de softball en el campo de Fuerte Tiuna. Allí bajaba un poco las tensiones, se desahogaba y olvidaba un poco la dureza de gobernar. Eso era en sus ratos libres, porque el resto del tiempo lo ocupaba en atender las necesidades de los venezolanos. “La partida de nuestro Comandante eterno fue dura para nosotros y a los que estuvimos con él en la Academia Militar todavía nos hace falta. Todos los venezolanos lo recordamos y nos decimos ¡cómo hace falta Chávez!”, señala.

Killian Cairo refiere que compuso un poema al que llamó “Chávez padre eterno”, del cual repartió más de 25 mil copias y otro titulado “El Comandante seguirá vivo”, que declamó en el Palacio de Miraflores

Ingrid Gazzotti

Para Cairo, Chávez se hace presente en cada espacio de esta patria. “Está en la sabana, en la sonrisa de un niño, en la mirada de un adulto mayor, la ternura de un abrazo de hermano con amor; todo eso era mi comandante. Tengo una estrofa en la que lo comparo con un niño sonriendo, recorriendo la sabana, un río crecido con todo lo que arrastra. Eso era Chávez. Pasarán los siglos y los siglos y jamás olvidaremos al comandante Chávez, que es una conciencia, es un pueblo y, sobre todo, es el líder del socialismo bolivariano del siglo XXI”, dice Cairo.

GIGANTE

Ramón Bustamante, miembro de la Confederación de Ganaderos y Agricultores de Venezuela, señala que aunque la partida del Comandante ha sido una pérdida irreparable, sin embargo su legado representa una siembra grande en cuanto al pensamiento, la lucha revolucionaria. “La siembra de ideas revolucionarias del comandante Chávez es la más grande que ha habido en los últimos 50 años en el mundo. El florecimiento de su pensamiento usted lo está viendo en los países de América Latina, todo el Caribe, Centroamérica y en Europa, donde focos de grandes fuerzas se mueven hacia lo que es el pensamiento del comandante Chávez. No miraba en corto, tenía un pensamiento de avanzada. Muchas personas han creído que el comandante Chávez era solamente un teniente coronel del ejército”, agrega.

Jhony Blanco

Bustamante asienta que fue compañero de Chávez en la Escuela de Comunicaciones de Fuerte Tiuna, cuando realizaban un curso avanzado en 1976. Luego lo acompañó en la rebelión del 4 de febrero de 1992. Posteriormente, dice, estuvo su lado en algunas funciones de gobierno.

De Chávez añora su compañía, su amistad, los momentos de lucha, los viajes por carretera y las veces que el Comandante ordenaba parar el vehículo, entraba a una humilde casa, hablaba con los pobres, preguntaba por sus necesidades; la ayuda llegaba pronto.

“La parte social del Presidente no tiene nombre. No ha habido un presidente de Venezuela, desde la independencia hasta hoy, que haya hecho lo que hizo el presidente Chávez por los pobres. Es el único hombre que tomó en cuenta al pueblo, al de alpargata, al pata en el suelo”, señala Bustamante.

Indica Ramón Bustamante que estuvo en el Hospital Militar el día en que se dio la triste noticia del fallecimiento del Comandante. “Las lágrimas me brotaron y el dolor todavía lo siento aquí adentro”, expresa.

Ramón Bustamante

Para Ingrid Gazzotti, una mujer de 36 años que labora en la Biblioteca Nacional, el 5 de marzo es una fecha dolorosa. Sin embargo, considera que su legado se debe continuar a través del trabajo y el apoyo que se debe brindar a Nicolás Maduro, como “hijo” de Chávez.

Gazzoti perteneció a la quinta avanzada del Frente Francisco de Miranda, condición que le permitió compartir con el Comandante, de quien evoca su humildad. Nunca olvida el día aquel que, en cadena nacional, le pidió un pedacito de galleta que se comía un niño, el niño se lo sacó de la boca, se la dio a Chávez y este se la comió. “Si hubiese sido otra persona no se la recibe”, confiesa Gazzotti.

-¿Cómo lo recuerdas?

-Gigante.

-¿Cómo lo evocas?.

-Que nos dé fuerzas, que nos ilumine, que encamine a Nicolás Maduro Moros y nos ayude a salir de esta guerra económica que nos están imponiendo.

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La patria en tu mirada

Quienes visitan el Cuartel de la Montaña, donde reposan los restos del Comandante Chávez, tienen diferentes motivos. Hay quienes acuden para saldar una deuda espiritual de agradecimiento para con el hombre que les dio una casa o los sacó de la oscuridad con el programa de alfabetización, les devolvió la vista o les abrió el sendero para que se graduara de médico integral comunitario. Los milicianos sienten una especie de sobrecogimiento al bordear la Flor de los cuatro elementos. Otros se abstienen de acudir a este especie de templo patriótico ante la seguridad de que van a estallar en lágrimas.

La muchacha que conduce el recorrido explica que en este antiguo cuartel, construido durante el Gobierno de Cipriano Castro, que fue sede del Ministerio de Defensa y Museo Militar, tenía Chávez su puesto de mando durante la rebelión del 4 de febrero de 1992. A un costado del pasillo de entrada al recinto se muestra el uniforme que llevaba aquel día.

Luego, un salón de luz tenue ofrece “La patria en tu mirada”, en donde se nos habla de aquella Venezuela luminosa que Chávez se ocupó en mostrar. En una espléndida sucesión de fotografías aparece la Venezuela hermosa, con alguna que otra cita del Comandante: “Ser llanero es eso, andar por la infinita sabana como Florentino luchando contra los demonios”. Esta sala concluye con El llano insurgente.

La sala siguiente nos muestra a Sabaneta, el pueblo natal, la vida familiar, su vínculo con Maisanta, el cine Bolívar, la casa de la abuela Rosa Inés. Allí también se aprecia la Venezuela del siglo XX, dependiente, rentista y monoproductora.

El último salón recoge, en gigantografías, las incidencias del cierre de campaña presidencial en Caracas, el 4 de octubre de 2012, en el que una multitud llenó siete avenidas.

“¡Venezuela hoy está viva, camina, corre!, señala una de la frases de Chávez, ubicada en el recinto.

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Sin miedo a desafinar

Iván Padilla

Iván Padilla Bravo, director del semanario cultural Todos Adentro, compara a Chávez con un huracán. Para ello se abstrae de la idea de que este fenómeno natural provoca desastres o tragedias. Asienta que los huracanes, como los volcanes, las lluvias, y otros fenómenos naturales, forman parte del equilibrio Universal. Huracán se escribe con H de Hugo.

De Chávez sostiene que le enseñó a manejar la radio y la televisión con frescura, sencillez, sin acartonamiento. Incluso, es capaz de cantar con el atrevimiento que tuvo Chávez; eso no lo hubiera hecho nunca antes en su vida.

“Soy capaz de cantar en mi programa de radio. Desafino igual o peor que Chávez, pero lo hago con profundo amor. Esas cosas las aprendí de él, de los detallitos cotidianos de su faceta de comunicador, de saber comunicar a través de las emociones”, indica.

Y Chávez, sostiene Bravo, es un hombre que supo convertirse en parte del equilibrio social, político, económico, no solo de Venezuela sino de nuestra América y el mundo entero.

“Cuando él dice patria socialista está hablando de lo que venimos diciendo desde hace muchos años, que es superar el capitalismo y el imperialismo y entrar en una nueva sociedad, que la podemos llamar socialismo. A mí me gusta llamarla socialismo, llamarla comunismo, pero no importa mucho el nombre, lo que importa es que superemos el capitalismo como relación de explotación, de desigualdad entre los seres humanos.

-¿Qué le dejó Chávez?

-Creo que me dejó todo. Su afecto, porque me tocó además trabajar un tiempo junto a él. Eso me permitió conocer al individuo de ideas muy firmes, pero profundamente amoroso, profundamente humano, pendiente de ti. Me dejó humanidad en los términos de Alí Primera.

T/ Manuel Abrizo
F/ Luis Franco y archivo CO
Caracas

A los funerales del líder de la Revolución Bolivariana acudieron 32 jefes de Estado

Hace cinco años partió el Comandante eterno

Más de dos millones de venezolanos acudieron a la Academia Militar a rendirle tributo y una gigantesca multitud lo acompañó hasta el Cuartel de la Montaña

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El 5 de marzo de 2013, pasada las cuatro de la tarde, Nicolás Maduro anunció a los venezolanos la noticia más dolorosa de su vida: el fallecimiento de Hugo Chávez Frías, quizá el Presidente de mayor arraigo popular en los últimos 200 años. De hecho, un sentimiento de tristeza, dolor y lágrimas recorrió toda Venezuela, Latinoamérica, el Caribe y otros confines que escucharon su voz o lo vieron pasar.

Al día siguiente, los restos mortales del Comandante fueron trasladados en marcha fúnebre desde las instalaciones del Hospital Militar Doctor Carlos Arvelo, en la avenida San Martín, hacia la sede de la Academia Militar en Los Próceres. El recorrido de unos 13 kilómetros fue acompañado por millones de venezolanos apesadumbrados. Durante la marcha, muchos lanzaron flores, gorras y camisetas alusivas al líder bolivariano.

En la Academia Militar de Venezuela, la capilla ardiente se mantuvo hasta el traslado del cuerpo al Cuartel de la Montaña, el viernes 15 de marzo. Días antes, debido la masiva asistencia de venezolanos provenientes de todos los rincones del país, el presidente Maduro había ordenado extender por siete días más la capilla ardiente.

Al funeral asistieron unas 6 millones de personas y está considerado el segundo a nivel mundial por la magnitud de la concurrencia. Ante el féretro pasaron unos dos millones de personas, quienes soportaron estoicamente hasta siete u ocho horas de espera para darle el último adiós al Comandante.

Las honras de Estado se programaron para el 8 de marzo. Asistieron 32 presidentes o primeros ministros y delegaciones de 53 países. Ese mismo día, Nicolás Maduro asumió interinamente el cargo de presidente de la República.

La ceremonia transcurrió rodeada de una atmósfera de pesadumbre y escenas conmovedoras. Cristóbal Jiménez cantó las melodías con las que solía acompañar al Comandante en incontables actos en los que la música llanera era la eterna invitada: “Poesía, copla y sabana”, “Motivos llaneros”, “El corrido de Maisanta”. Por su parte, los jóvenes de la Orquesta Juvenil Simón Bolívar, dirigida por Gustavo Dudamel, interpretaron la pieza “Venezuela”.

“Comandante, no pudieron contigo y no podrán con nosotros jamás”, señaló el presidente Maduro al borde del llanto. Luego, le entregó una réplica de la espada de Bolívar a los padres del Comandante, doña Elena y Hugo de los Reyes Chávez Frías.

Finalmente, sus restos, seguidos de la gigantesca multitud, fueron llevados al Cuartel de la Montaña, desde el cual Chávez dirigió la rebelión del 4 de febrero de 1992. Allí reposan en un hermosa estructura de granito, o sarcófago pétreo, conocida como La Flor de los Cuatro Elementos, del arquitecto Fruto Vivas.

T/ Manuel Abrizo
F/ Archivo CO
Caracas