A 83 años de la siembra del poeta y revolucionario venezolano Pío Tamayo

Poeta, dirigente, escritor y considerado como uno de los precursores del movimiento marxista en Venezuela. Ese es Pío Tamayo , quien tal día como hoy, 05 de octubre, falleció en Barquisimeto, estado Lara, recordó este viernes el presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro Moros.

A través de su cuenta en Twitter, el jefe del Estado venezolano recordó que Tamayo fue «integrante de la generación del 28 y revolucionario a carta cabal que luchó contra la dictadura gomecista».

«Conmemoramos 83 años de la siembra del ilustre tocuyano, José Pío Tamayo, poeta, político, escritor, integrante de la generación del 28 y revolucionario a carta cabal que luchó contra la dictadura gomecista. Su espíritu rebelde e indoblegable acompaña nuestras luchas históricas», escribió por la referida red social.

Lea el poema ‘Homenaje y demanda del indio’:

Sangre en sangres dispersa,

almagre oscuro y fuerte

estirpe Jirajara.

Cacique Totonó,

-baile de piaches, rezo de quenas-

soy un indio tocuyo

yo.

Meseta brava y bella

que abre su arcada a los llanos

y sus patios a la luna;

patíbulo de Carvajal,

espinas de cardonales,

polvo y sol.

Altiplano tocuyano

que nutre su carne en jugos

blancos de cañamelar.

Y los hace sangre roja

en la flor del cafetal;

bueno y santo

por la madre,

y porque me enlaza hermano

del de la selva en Oriente

y del de la sierra al sur.

Yo llegué de ese altiplano

a avivarme en mis hermanos

los de la Universidad,

-savia en afanes quemada,

delirio del roble erguido-

y a rendirte mi homenaje

de indio triste

Majestad.

Beatriz del estudiante,

cetro de rebeldías,

corona de futuros;

bajo el patio de auroras de vuestro trono eres

la juvenil canción del amanecer.

El ensueño durmiente al amparo del alma

jubilosa y dinámica de la federación,

hecho viva esperanza

en tu luz de mujer.

Y digan con mis voces palabras de tus súbditos

que es tu reinado, Reina, el único que no hace

cesarismo anacrónico,

en esta nutrida selva de Guaicaipuro,

de Mara y yaracuy

y del equino trueno

de los cien mil corceles

sobre el que galoparon

libertadas naciones.

Y ahora, majestad,

con el sollozo esclavo de un jacaney rendido

el súbito presenta su demanda ante vos

descarnado de insomonios

se consume mi rostro

y los tiempos incrustan sus cauces en mis sienes.

Retornan a romper las obras de los montes

baladros caquetíos.

Se desatan los ecos de vencidos lamentos

y corren sobre el área salvaje de los llanos

o se extinguen muriendo en los senos intactos

de un Pacaraima hermético.

¡Me han quitado mi novia!

La novia que me quiso; ¡mi novia enamorada!

Palabras que se dicen con la pena infinita

de quien ya no podrá volverlas a cambiar…

Qué bien decirte tú,

como a mi novia, Reina.

En ti la miro a ella

y al mirarte me acuerdo…

Era de sol su carne y de un frágil metal.

El eco de sus voces era de acero azul.

Estaba hecha de alturas. A ti se parecía.

Yo fui su novio niño,

-ya lo hemos sido tantos-,

Cantar, correr, soñar,

en el soleado campo, en la vega porosa,

junto al lirio morado,

al laurel

y al signo rojo de las rosas.

¡Cómo me acuerdo, Reina!

Temblando bajo sombras la amaba con angustias.

En mis venas corrieron los miedos por su vida.

Y un día me la raptaron

un día se la llevaron.

Desde los horizontes,

allá donde hace señas de adioses el crepúsculo,

vi encenderse los últimos luceros de sus besos.

Aprestarse a la andanza, porque la hemos perdido

¡y salid a buscarla!

¡Mirar cómo levantan asfixias hasta el cielo

las crestas de los cerros!

Pero no, Majestad que he llegado hasta hoy,

y el nombre de esa novia se me parece a vos!

Se llama LIBERTAD!

Decidle a vuestros súbditos

-tan jóvenes que aún no pueden conocerla-

que salgan a buscarla, que la miren en vos,

¡Vos, sonriente promesa de escondidos anhelos!

Vuestra justicia ordene,

Y yo enhiesto otra vez,

-alegre el junco en silbo de indígena romero-

armado de esperanzas como la antigua raza,

proseguiré en marcha,

pues con vos, Reina nuestra,

juvenil, en su trono, ¡se instala el porvenir!

T/Luis Lovera Calanche
F/@NicolasMaduro