A la Ll, donde se halle

Por: Jorge Mansilla Torres

La Real Academia Española insiste en desterrar del alfabeto a las letras Ch y Ll por considerarlas ilegales, vulgares dígrafos, dos signos ortográficos ayuntados en concubinato y que siendo del mismo sexo grafémico dan a hablar cosas feas.
Aparte de eso, la RAE se despachó con la cuchara grande al ordenar que la “z” se escriba “ceta” y se llame “uve” a la “v” (la v chica) y que a Iraq se le clave una k final (Irak), que Qatar se escriba “catar”, como el verbo ese para tantear el espíritu del vino.

No me preocupa la suerte de la Ch en el diccionario, porque mientras tenga el respaldo armado del Che la gente seguirá diciendo Che a la Ch, aunque la escriban sin e. Tampoco lamentaré la situación de otros indefensos fonemas a los que se les despojará de su tilde, que no por eso llamaremos Ma a Matilde.

Lo que deseo es abogar llanamente por la vigencia de la Ll en el alfabeto, toda vez que ella no es ninguna imilla arrimada. Los bolivianos somos los que mejor pronunciamos la elle, comparados con los peruanos, por ejemplo, que dicen siya a la silla y gayeta a la galleta o los argentinos que pronuncian una sofisticada cashiada cuando quieren decir callada y beshiesa por belleza. Senshishitos y shamativos que son.

Alarma, pues, que los caballerangos del idioma quieran someter a la Ll y a la Ch a discriminación. Creo que los periodistas de pacotilla patronal, siperos y sipcarios (monaguillos y tiratiros de la SIP, respectivamente), deben hacer la bulla bellaca que acostumbran cuando creen que se atenta contra la libertad de expresión. Es un tácito acto separatista pretender dividir, al modo de los cívicos cambas, los dos palos ayuntados que forman la ll.

Si le usurpan la legitimidad a la Ll, nuestra fabla popular será una olla de grillos porque los llaneros solitarios de la RAE podrán hacer oficial el yeísmo que desde hace rato bordea la autonomía de la doble ele. Si nos empujan a pronunciar ye por elle ¿cómo se llamará al gallo para decille (sic) que la gallina fue pisada por el caballo allá donde las cebollas se dan una maravilla?: “¿Yamar al gayo de la gayina y el cabayo ayá de las ceboyas una maraviya?” Huevada.

Donde más fuerte resentiremos la sopaypilla encanallada de humillar a la Ll será en el quechua que utiliza la grafía castellana. “Ama llullay”, dice el mandato “no mientas”. ¿Se ha escribir “ama yuyay” que, traducido, es “no recuerdes”? La madrastra RAE ha de saber que en quechua “yuyay” es recuerdo-memoria y “llullay” mentira. ¿Y cómo serán a futuro las exclamaciones: ¡Jallalla Bolivia!, ¡Jinalla Llallagua! ¡Callados los llunkus! y demás llameradas revolucionarias?

De la ll dije que son dos lesbianas inseparables. Ll: llave de la llaneza verbal bienhallada, bella como la Llollobrígida, llama estrella anillo del Illimani, Mama Ocllu que llora llanto de lluvia.

Hace años escribí un aforismo: “Héme aquí, dijo, y se acomodó entre la Ll y la N”. Y ahora, si sacan a la elle del alfabeto, ¿dónde se reclinará la pobre M? En fin, ya sin lloros, chanchullos ni llagas llamo a la Ll, donde ella se halle.

Además, es de la izquierda quechua: lloq’e.

Jorge Mansilla Torres
Miércolesmente/La Razón
Bolivia