“A la oposición hay que dejarla que se cocine en su propia salsa”

Yudith Valencia estaba el sábado pasado, 30 de marzo, sentada bajo el toldo colocado en la acera de la avenida Universidad, a la altura de la Casa Insurgente del Centro Nacional de Historia. Ahí esperaba que pasara el grueso de la marcha protagonizada por un pueblo que salía de nuevo a las calles a defender este proceso revolucionario de los últimos ataques de la derecha opositora y del Gobierno yanqui, ensañados ahora contra el sistema eléctrico, cuyo fin es provocar el desquiciamiento social afectando los servicios básicos. A Yudith le hubiese gustado acompañar al gentío desde su partida de Parque Carabobo, pero a los 82 años las condiciones físicas ya no son las mismas. Sin embargo, mantiene encendido ese tierno fuego interno y la claridad y frescura intelectual que le han prodigado respecto y admiración como profesora titular de la Universidad Central de Venezuela. A la UCV ingresó como docente en 1964.

Señala que desde hace un año está trabajando con la Escuela Robinsoniana de la Alcaldía Bolivariana del Municipio Libertador.

“Sabes que los profesores de la UCV se pueden jubilar, pero sigues con tus materias. Yo sigo siendo profesora”, aclara.

Sobre el nuevo trance que vive la Revolución Bolivariana y los acontecimientos de las última semanas, afirma que todos los días, a partir del 7 de marzo, han sido claves.

“Lo que hemos aprendido en estos días ha sido maravilloso. La solidaridad que ha aparecido, la unión de la gente, la constancia, la permanencia. Digo que esa fuerza deviene de lo que hemos cultivado durante estos 20 años, o sea, esa fuerza del pueblo se ha generado a través de todo el tiempo de misiones que han venido haciendo las personalidades de cada uno de los miembros de este pueblo. Es realmente importante la fortaleza que este pueblo tiene, que es una fortaleza con alegría. La tristeza mata, en cambio que la alegría da fuerza y vitalidad. Este es un pueblo alegre, y, además, que sabe que todo lo que ha logrado en estos 20 años es entender al mundo y querer construir la vida, como decía Chávez: vivir viviendo”, dice.

-¿Cómo se explica esta situación que vivimos?

-Ya no saben qué otra cosa hacer. Siempre he dicho que nos han sometido a una guerra total. No es una guerra económica, es una guerra total. La incertidumbre es parte de esa guerra, la angustia, el temor, el miedo, son parte de esa guerra. Y ahora, con la oscuridad, desaparecen todos los servicios, con lo que quedas realmente flotando, sin ningún tipo de asidero. Ellos lo saben, pero son suficientemente criminales como para seguir en su empeño de lograr una confrontación entre todos, para poder estimular al enemigo a que se decida entrar, pero el enemigo no va a entrar; ya está aquí adentro. Lo que tenemos que hacer es triunfar sobre esta guerra total, porque la otra, la que es con bombas, no va a llegar; la guerra ya está aquí.

-Parodiando a Bolívar, ¿cómo saldremos de este laberinto?

-Yo creo que vamos saliendo y vamos aprendiendo. No se trata de la salida porque la salida es la consigna de ellos, sino dónde está la continuidad de este proceso que ha de seguir con fuerza y vitalidad. Algún día volveremos de nuevo a tener la solidez que tuvimos a partir de los años 2008, 2009, 2010, 2011, 2012, porque en 2013 fue que comenzó el afán del enemigo de pensar que una vez desaparecido, o matando a Chávez, todo se acababa, y resulta que la fortaleza del cultivo de los años de Chávez está dando frutos porque vamos a sembrar una manera de vivir viviendo.

-¿Qué opina de la coyuntura económica?

-Ahorita no es el momento de hablar de la coyuntura económica, porque todo está desquiciado. No hay nada que pueda lograr el equilibrio en este desbarajuste. El enemigo sabe que mientras más caos arme, todo el aparato productivo está un día sí y un día no. Eso es un problema que es sumamente difícil, pero para esos tenemos a nuestros aliados solidarios, porque ya el mundo es otro. El mundo no tiene solo a Estados Unidos para abastecerse, y que lo abasteció a costa de cederle todos los recursos, en cambio que hoy en este mundo multipolar están la India, China, Rusia, Irán. Son muchos los aliados que en base a principios y valores totalmente novedosos, no de expoliación ni de explotación, sino de solidaridad de intercambio compensado, van entendiendo. Yo creo que desde 2015, cuando Rusia le dio la mano a Siria, el mundo comenzó a entender la dimensión del enemigo, que es ese imperio militar, financiero, estadounidense.

Cultivar nuestro propio jardín

Yudith Valencia confiesa que un antepasado suyo, tatarabuelo de la mamá de su padre, participó en la gesta del Vuelvan Caras, en la que 150 lanceros, comandados por José Antonio Páez, derrotaron a la caballería del ejército de Pablo Morillo. Allí estuvo Diego Parpacen, nativo de Calabozo, hace 200 años, dándolo todo por la patria sobre un caballo y con una lanza en sus manos.

Valencia no cree que la oposición criolla de derecha y el imperio estadounidense estén en capacidad de dar el zarpazo final a la Revolución Bolivariana,

“Olvídate que no va a haber zarpazo final porque en las condiciones mundiales es difícil ese zarpazo. En la condición que están Colombia ahora con esa minga social que ya tiene 15 días, en la situación de Brasil con la ofensiva del nuevo Presidente, en esas condiciones ellos no pueden lograr el apoyo para terminar de desbaratar nuestra Revolución, porque lo que se les armaría es un incendio total”, sustenta.

 

-¿Qué se puede hacer a corto y mediano plazo?

-No hay corto ni mediano plazo. Hay el tiempo presente, y en este tiempo presente lo que tenemos que tener como valores, que no los hemos tenido suficientemente fuertes, es el mantenimiento, saber de la reparación, rescatar ese espíritu que nos borró el ser un Estado petrolero en que el que todo se compra. Hay que reparar, mantener, hay que producir, hay que cultivar, no solamente el espíritu, sino cultivar la tierra, y cultivar todos los saberes que tenemos en el seno de nuestro pueblo. Esos son aprendizajes y lecciones que nos da el pueblo todos los días.

-¿Y la construcción de la patria socialista?

-Es que la patria la vamos construyendo. Yo no sé si será socialista o no, porque allí entra todo el debate de qué tipo de socialismo se requiere. El socialismo del siglo XXI, que es el que tenemos que ir inventado, no lo podemos etiquetar, porque no sabemos cuándo va apareciendo. Va apareciendo en el momento en que tengamos la posibilidad del rescate de nuestro territorio y del rescate de la paz. Con paz y con el cultivo de todo el territorio vamos a crecer como hombre, mujeres, niños y niñas, sanos, fuertes, revolucionarios.

-¿Y los tiros no van por lo de comuna o nada?

-Claro, pero la comuna o nada como eslogan no dice mucho. Lo que tenemos es que hacernos de verdad verdad comuneros y de verdad entender que la felicidad no está exclusivamente en la conexión con el mundo, sino que la felicidad está en cultivar nuestro propio jardín, nuestro propio mundo, nuestro propio territorio y que la felicidad está en cultivar el territorio pa’adentro y no pensar en que voy a producir para exportar para ver cuánto billete me da.

Acerca del dilema de cómo enfrentar a una oposición apátrida, asienta que “los apátridas van a seguir siendo apátridas”.

“Nosotros”, razona, “tuvimos un siglo entero en que la cultura que se nos sembró, que nos sembraron en el seno de nuestro pueblo, de la juventud, fue la cultura de mirar hacia afuera y de pensar que lo único que se valora es el dinero, y que mientras más ingreso percibo más feliz soy, sin darse cuenta de las horas que pierde de vida por ganar más y, además que la felicidad no la disfruta en el día a día sino que cuando se retire es que va a ser feliz. Y cuando me retire resulta que ya no tengo salud porque el exceso de trabajo me quitó la vitalidad. Entonces para qué voy a trabajar diez, doce horas diarias para tener mayor ingreso, si después no voy a tener la felicidad de poder satisfacer mis placeres. El placer hay que satisfacerlo en el día a día. Eso tenemos que ir aprendiendo, y que requiere formas de organización diferente, formas de organización de producción, de trabajo diferentes”.

-¿Pero cómo se hace con una oposición política manejada desde el exterior?

-Ese es un dilema que, como decía Chávez, a ellos hay que dejarlos que se cocinen en su propia salsa. Poco a poco el exceso de contradicción que tienen en su interior, sus diferencias, la situación interna de los Estados Unidos, la situación de la confrontación mundial, va a hacer que eso vaya disminuyendo poco a poco. El problema es que como la angustia es mucha, entonces tenemos que hacer como dice Nicolás Maduro: nervios de acero en cualquier circunstancia.

-¿Cómo examina el caso Juan Guaidó?

-Ellos inventaron a partir de 2010, cuando comenzó la estrategia de matar a Chavez, iniciaron la formación de un grupo de jóvenes. Ellos se creen presidentes. Esa es una estrategia que no se les va a dar. Y no se les va a dar porque ellos no conocen, ni pueden conocer, ya que es sumamente difícil, la fuerza y vitalidad de este pueblo. Es difícil de entenderla. La vitalidad de este pueblo es como la del pueblo cubano, que está cultivando lo que le da la gana, cultiva lo que nosotros llamamos socialismo del siglo XXI, que en realidad es lo que nos de la gana, es vivir como nos de la gana.

-¿Qué representa este momento para usted?

-Para mí, de 82 años, representa la gran alegría de haber podido vivir un mundo que crece, y que se crece en misiones y que va a construir su propio porvenir.

-¿Y qué les diría a los alumnos que pasaron por sus aulas?

-Les diría que con muchos perdí el esfuerzo total de hacerlos pensar diferentes, pero eso es ser universitario. En la universidad caben todas las ideas, todas las líneas de pensamiento. Yo estuve allí desde el año 56 al 61, estudiando, y después del 64 en el aula tratando de hablar con los estudiantes. Ellos sabrán qué les quedó después de haber pasado por las aulas de la UCV. Por supuesto, pienso que el mundo a partir de la década de los 80, 90 succionó a muchos de los que pasaron siendo revolucionarios por el aula, y los succionó el billete, el dinero.

T/ Manuel Abrizo
F/CO
Caracas