Por Farruco Sesto| A propósito del diálogo (Opinión)

Supongo que el repetido llamado a diálogo de José Vicente Rangel tiene como único objeto impedir que nos destruyamos. Pienso que hay en él una preocupación sincera ante esa posibilidad, con solo imaginarla, y de allí su insistencia.

Ahora bien, yo me pregunto si ese diálogo es posible.

A veces tengo el convencimiento, o la intuición quizás, de que ya la suerte está echada. Quiero decir con ello que no me puedo imaginar fácilmente un escenario donde las dos fuerzas en pugna pudieran resolver sus contradicciones a partir del simple juego de la política. Incluso aunque quisieran hacerlo.

Son en verdad dos visiones del mundo contradictorias. O por mejor decirlo con palabras del comandante Hugo Chávez, dos modos de vida que, en este momento, suenan irreconciliables, por la voluntad de uno de ellos, no de sustituir al otro ganándole la partida, sino de aniquilarlo.

Pues la historia de los últimos años, así nos lo demuestra.

Desde el primer momento del Gobierno Bolivariano la burguesía venezolana con su expresión política de la derecha comenzó a conspirar. Sin perder tiempo.

No se había asumido todavía el Gobierno en 1999 cuando ya se estaba intrigando para derrocarlo. No había hablado Chávez de socialismo ni de antiimperialismo, cuando la derecha irrumpió violentamente con el golpe de Estado del 11 de abril y meses después, con la huelga empresarial y el paro petrolero. Y así ha seguido, en un plan que no cesa, hasta el día de hoy en que imagina que tienen la solución en la mano para salir de este Gobierno.

Estando así las cosas, ¿de qué manera entonces podría concebirse ese diálogo?

Si la posibilidad de un cambio estructural planteó una crisis del sistema en su momento, la arremetida contrarrevolucionaria de la derecha significa otra crisis en este tiempo. ¿O tal vez es la misma que no se ha resuelto?

¿Quieren que les diga lo que pienso? Que aunque es cierto que son extremadamente poderosos los factores nacionales e internacionales confabulados contra nuestro pueblo, con demostrada capacidad de hacernos daño, no lograrán detenernos y mucho menos arrodillarnos. Porque este pueblo lleva en el alma una señal incandescente.

Pues, bolivariano y chavista como lo es hasta la médula, jamás se entregará.

Y por eso creo que esta Revolución no va a ceder en el camino ya recorrido. No puede hacerlo, no quiere hacerlo y no va a hacerlo de ninguna manera. Aun tiene muchos sueños por realizar y muchas jornadas de lucha por delante.

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