Columna nuestras raíces|Abril de 1965 (Opinión)

Hace 50 años 42.000 marines yanquis desembarcaron en República Dominicana. Una serie de soldados de otros países, que no llegaban a sumar los 1.500, hacían de comparsa en la invasión. Quisqueya caía bajo el poder militar del imperialismo, que violaba una vez más la soberanía de otros pueblos y el más básico derecho internacional.

Luego del ajusticiamiento del dictador Rafael Leónidas Trujillo, Juan Bosch, del Partido Revolucionario Dominicano, había ganado el Gobierno mediante elecciones populares. En febrero de 1963 asume la Presidencia.

Ante las medidas progresistas que impulsa, la derecha dominicana se alza dando un golpe de Estado y destituyendo al Presidente. El líder del levantamiento declarará: «La doctrina comunista, marxista-leninista, castrista, o como sea que se llame, está ahora fuera de la ley».

Una Junta de Gobierno militar en alianza con la oligarquía local se hace del poder.

En abril de 1965 las fuerzas leales a Bosch, llamadas constitucionalistas, se levantan contra los usurpadores. En medio de los combates entre uno y otro bando, el presidente Lyndon Johnson, argumentando proteger vidas y bienes de ciudadanos estadounidenses residentes en República Dominicana y usando la Organización de Estados Americanos (OEA) como pantalla, invade el país caribeño.

La resistencia fue heroica, pueblo y militares patriotas lucharon conducidos por los coroneles Rafael Tomás Fernández Domínguez y Francisco Caamaño Deñó. La resistencia se prolongó hasta agosto de ese año. Tras arduas negociaciones, se llevaron a cabo, al año siguiente, elecciones presidenciales.

Con el descarado respaldo del Gobierno estadounidense, se impuso la candidatura de Joaquín Balaguer, funcionario sumiso a la dictadura de Trujillo, y, de alguna manera, continuador de su nefasta obra. Juan Bosch, pese a su trabajo inagotable, nunca más pudo recuperar el poder. Fernández Domínguez morirá en combate contra los usurpadores y Caamaño Deñó también morirá en combate en 1973 cuando organizaba un grupo guerrillero que luchaba por la liberación nacional de su patria.

El Gobierno estadounidense no dudó en invadir República Dominicana. El Caribe, como frontera imperial, sigue siendo un espacio estratégico donde más temprano que tarde se jugará el destino de nuestros pueblos latinoamericanos caribeños.

T/ Fernando Bossi
fernando.bossi.rojas@gmail.com