Por Pedro Hernández C.|Abuso de los motorizados (Opinión)

Todos los días laborables de las semanas, entre las 6:45 y las 7:15, cuando me dirijo a mis actividades, por la autopista Francisco Fajardo, en dirección Este, evito transitar por los canales izquierdo y central, ya que entre ellos circulan un alto número de motorizados, que estimo en el entorno de un millar, que se mueve en dirección Oeste-Este.

Entre esos canales circulan en adición a los carros hasta dos columnas de motorizados que se desplazan a alta velocidad seguidos de un gran número de sus similares empelotados que no permiten a los otros conductores, carros y motorizados, cambiarse de canal, so pena de ser violentamente sancionados por sus análogos.

El enemigo del motorizado es el motorizado mismo: no dejan que sus similares se incorporen a los canales sobre los que ellos circulan.

Cualquier atrevida incorporación acarrea tropiezos entre varios de ellos con serias consecuencias de su conductor y acompañantes, ya que se movilizan a muy corta distancias a alta velocidad; los carros próximos se ven involucrados en colisiones.

En general son “moto-taxistas” que llevan a clientes que salen golpeados o heridos en los tropiezos entre motorizados o contra los carros.

También se les ve a la vera de la autopista, estacionados por descompostura de sus máquinas sin que nadie los auxilie. Normalmente los clientes suben a una “moto-taxi” para llegar rápido a un destino, y muchos de ellos llegan expedito a un hospital.

En complemento existe un gran número de jóvenes que conducen sus caballitos de hierro sin ninguna medida de seguridad, zigzagueando entre los vehículos, atravesando los canales sin importarles que otros vehículos están muy próximos, con las consecuencias de accidentes múltiples.

En estos días sentí un fuerte dolor al oír a un locutor radial que refería el horror de que existen más de cuatro mil infantes severamente lesionados con pérdida de extremidades o lesiones en sus cabecitas o muertos en accidentes de motos.

¡Por Dios! Hay que terminar con esta situación que viene enlutando a los hogares y la incorporación de un gran número de lisiados y entre ellos infantes.

¡No y no! Las autoridades deben tomar cartas en el asunto y evitar que nuestra juventud se siga desgraciando; son ellos el futuro de la Patria.

Entiendo que los caballitos de acero son los vehículos que pueden adquirir, pero éstos los están conduciendo a la invalidez o a la muerte en un gran número de accidentes viales.

pedrohernandezcastellanos@gmail.com