¡Adiós a Sheila Silva, una gigante!

TEMÁTICA/IDENTIDAD

AFROS
POR: BEATRIZ AIFFIL

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La compañera Sheila Silva fue asesinada la noche del domingo 22 de octubre por su compañero de vida.

Otro femicidio/ feminicidio que pudiera pasar por debajo de la mesa. La violencia contra la mujer ocurre en todos los sectores sociales. Todos merecen atención. Pero hay casos en que se les da menos atención por el racismo, clasismo y sexismo imperante en la sociedad. Sheila sería uno de esos casos a no ser porque ella se dio a conocer con su trabajo y militancia auténtica. Las calles de Caracas se acostumbraron a Sheila y su legión de compatriotas madres del barrio.

Sheila, batalladora incansable, conocida, la mujer que orientaba a las mujeres pobres en Caracas para elevar su autoestima, para protegerlas y darle a conocer sus derechos, para concienciarlas, para empoderarlas… Esa era Sheila. La hija de Amada, la hermana de Misshel, también luchadoras reconocidas.

¡RÓMPEME!

Tus ojos ya no me miran, son tus labios dos mentiras; tu lengua, insulto y caricia, pero así me siento viva. Prefiero ser pura sangre y que me tires de las bridas que una muñeca de jade, un adorno en tu vitrina. Rómpeme, mátame, pero no me ignores, no, mi vida: prefiero que tú me mates que morirme cada día…

Cantábamos furibundas y enamoradas y volvíamos con mas pasión con el corito: Por eeesooo: rómpeme, mátame pero no me ignores. Y así abundaron y abundan cancioncillas aparentemente inocentes donde el mensaje es precisamente ése: rómpeme. Ojo, esto no es reguetón.

¿De qué se trata? ¿Qué fue lo que aprendimos? ¿Qué estamos enseñando a nuestros muchachos? ¿Y a nuestras muchachas? ¿Qué están viendo en nuestras casas? ¿Qué trato les estamos dando? ¿Cuánto los estamos atendiendo?

¿NO AL REGUETÓN?

Hace años reflexionábamos por este medio sobre el reguetón y el mensaje que no estamos escuchando sino oyendo ligeramente. Hoy con la muerte de Sheila es obligado volver sobre la cuestión:

Me monto en la camionetica como casi siempre y tomo, previa autorización del chofer, el asiento reservado a las muchachas. Cortina musical de Wisin & Yandel con su perreo, gateo y rateo. Trato de no oír las letras pero el machito de Wisin me pregunta por qué lo trato así como si no fuera nada y exige que le hable claro si le tengo algo de aprecio.

“Háblame claro y dime la verdad”. Y la verdad verdaíta es que lo disfruto al máximo. Me lo gozo. Sí, a mí me gusta ese ritmo y el de Daddy Yankee, Residente, Tego y Vico C. Es un capo el Vico, dígalo: tiene cadencia y abre la boca con armonía aunque se trate del antojo de la vecinita. Óigalo sin prejuicios y después hablamos. Debería estar cayéndole a palos al reggaeton. Pero heme aquí defendiendo este ritmo pegajoso de letras de bajeza extraordinaria, insólita, y además promovido por el billete.

“Chica, tú sabes que yo valgo mucho”, reclama Dobleú. Son mensajes que el alma popular echa a volar en expresiones de supuesta nimiedad. Vaya la crítica pero paremos las orejas porque hay algo en el reguetón que hay que entender… y atender.

Aparece por la avenida, solemne y parsimoniosa, una caravana de motorizados casualmente en el momento en que el dúo advierte “cuidao en la calle no te rifles (Tú sabes que andamos ready)”. Gruñe la horda motorizada a través de Doble U con Yandel quienes suspenden el basureo y el papito dame mas, metiendo presión en su jerga. Yo miro a la pandilla sin antipatía. No es lo que se espera. Me pasma la severidad de esos rostros curtidos de miseria, de rabia, de infancia maltratada, de juventud abandonada así, así, como si no fueran nada…

Gústenos o no nos guste, el pueblo se expresa a calzón quitao en grito de auxilio, en gesto brusco, en amenaza, en aparente banalidad, en mueleo panfletario, en verbo antiestético y poquísimas veces con discursos conscientes y coherentes. Escuchemos a fondo…

LA MUJER ROTA

Lo cierto es que Sheila era una mujer, pobre y negra. Hay una tarea que tenemos que asumir seriamente y con contundencia. Sheila era mujer aunque pudo haberle pasado a cualquiera independientemente del género. Sheila era pobre aunque la violencia de género no está circunscrita a una sola clase social. Sheila era negra, afrodescendiente, aunque sabemos que la variable étnico racial no determina la ocurrencia del hecho. Lo que sí está claro es que siendo pobre, negra y mujer su caso hubiese sido invisibilizado.

Pero como no pueden ocultar el valor de esta heroína urbana, como no pueden echar tierrita sobre su muerte, entonces mal intencionados racistas y misóginos pretenden asesinarla moralmente. Pretenden sacar historias de donde no hay para darle una segunda muerte como si fuera poco la ocasionada al desprenderse de 11 pisos.

Ojalá la Revolución acelere los cambios referentes a la protección de nuestros derechos vulnerados durante cientos, miles de años. Ojalá mas mujeres se atrevan a denunciar, a romper silencios. Es preferible hablar antes de que seamos rotas.

Ojalá la muerte de Sheila reviva el mensaje de Argelia y ninguna otra mujer se deje humillar por mujer ni por pobre ni por negra.

I/Edgar Vargas