Este jueves 4 de marzo dejó de existir Manuel de la Fuente, escultor y profesor universitario. Tenía 78 años de edad, y por más de medio siglo vivió en la ciudad de Mérida (a 680 km de Caracas), la misma que lo cobijó desde 1959, cuando llegó luego de viajar por Francia e Italia.
Nacido el 22 de abril de 1932, en la plaza de la Cruz Verde de Cádiz, España, inició en esta ciudad desde muy temprano sus estudios de escultura, dibujo e historia del arte en la Escuela de Artes y Oficios. Años después se graduó de profesor de Dibujo en la Escuela Superior de Bellas Artes Santa Isabel de Hungría, Sevilla.
Esta fue su profesión durante más de 40 años en Venezuela, donde empezó su carrera académica en la Escuela Antonio Esteban Frías, como profesor de dibujo y escultura; y en el Centro Experimental de Arte de la Universidad de los Andes, como profesor de expresión gráfica y diseño. Luego fue catedrático en la Facultad de Arquitectura de la ULA, Casa de Estudios que hace poco menos de un año le otorgó el doctorado Honoris Causa de la Facultad de Artes. Durante más de 45 años trabajó con materiales como arcilla, mármol, bronce y resina, en su taller ubicado en las afueras de la ciudad andina.
Fue creador de la icónica escultura La Loca Luz Caraballo (1967), ubicada en un parque con el mismo nombre en Apartaderos, de Mérida; en esa misma ciudad están sus obras: Las Heroínas Merideñas en el parque así llamado y, por encargo del ejecutivo regional realizó los bustos en bronce de las más destacadas figuras de las letras para el Parque de los Escritores.
De su actividad artística y creativa merece mención especial La Virgen de la Paz (1983), levantada en Trujillo, del estado homónimo, ubicado a 1700 metros sobre el nivel del mar. Esta escultura-mirador de 46,72 metros de altura y 1200 toneladas de peso, es considerada por muchos su mejor obra.
También es autor de Ceratafio de Don Andrés Bello (1981); Pedestre Monumental del Libertador (1998), ubicado en el Puente de Angostura de la Corporación Venezolana de Guayana, en el estado Bolívar, al sur de Venezuela; y fuera de sus fronteras, el Monumento a la Solidaridad, en el parque Internacional de la Escultura, Changchun-China, entre otros.
Nombrando sus exposiciones individuales, algunas son: Museo de Bellas Artes, Cádiz, 1957; Galería Corpoandes, Mérida, estado Mérida, 1968; Galería
de Arte Nacional, 1977; Museo de Arte Moderno de Latinoamérica, Washington, D.C., 1978; Galería La Otra Banda, Mérida, 1978; Galería Arte Hoy, 1988; Galería Acquavella, 1994.
Tanto talento indudablemente debía ser reconocido. Por su trabajo artístico, estos son algunos de los que obtuvo: primer premio de Escultura, Exposición de Otoño, Sevilla, España, 1957; mención honorífica, Salón Las Artes Plásticas en Venezuela, MBA, 1974; segundo premio, I Bienal de Escultura del Museo Francisco Narváez, Porlamar, 1982.
HABLARON DE SU OBRA
La reconocida periodista Sofía Ímber fundó así en 1973 el Museo de Arte Contemporáneo de Caracas Sofía Ímber, ahora denominado Museo de Arte Contemporáneo de Caracas. Este museo posee una colección permanente de alrededor de 3 mil obras que incluyen más de una docena de esculturas de Manuel de La Fuente.
Así habló de él hace algunos años: “Yo creo que ha demostrado que es un hombre extraordinario, pues él le da vida a los objetos. Las esculturas de Manuel todas tienen una vida, lo que provoca es tocarlo. Eso es lo que yo llamo un gran artista. Yo lo admiro como ser humano que es lo más importante, es decir, por más bueno que sea en su oficio si no es un hombre, si no tiene su corazón, su hígado, sus manos puestas a la orden de ese sentimiento nunca será bueno y creo que tenemos razón al quererlo tener por mucho tiempo con nosotros, pero también queremos que las generaciones que vengan después conozcan, que vean a un gran venezolano”.
También el caricaturista y periodista Pedro León Zapata expresó del escultor: “Manuel de la Fuente trabaja con un concepto distinto a la estatuaria a la que estamos acostumbrados: generalmente tan fría e impersonal”, comenta. “En el caso de Manuel De La Fuente, los próceres y sus caballos, penachos, espadas… son completamente distintos. Tienen la personalidad del autor. Basta mirarlas para uno darse cuenta que sobre aquél pedestal está expuesto el héroe y Manuel De La Fuente también, porque el escultor algo de heroísmo tiene que heredar de los trabajos que realiza.”
Manuel de la Fuente De la Fuente padecía cáncer en la próstata y tuvo complicaciones pulmonares. Había permanecido más de dos semanas recluido en la Clínica Albarregas, luego de sufrir un percance mientras preparaba en su casa el Museo Manuel De La Fuente. Quienes lo conocieron le dicen: Adiós, Apreciado profesor. El legado de sus esculturas quedará inmortalizado en varios países de América, Europa y Asia.