Por Nelson Guzmán|La agenda del terror (Opinión)

Es más que evidente el sabotaje que ha sufrido el gobierno del presidente Nicolás Maduro. En el acto de rendición de la memoria y cuenta ante la Asamblea Nacional (AN) fue indiscutible la meliflua intención del diputado Henry Ramos Allup. El informe que presentó el Mandatario en lo formal no puede ser contestado, ni debatido por los parlamentarios. Este formulismo no fue observado por el Presidente de la Asamblea Nacional, quien no escatimó esfuerzos para empezar a cuestionar las políticas del PSUV, del comandante Hugo Chávez y del mismo Maduro. Fue admirable la acción de tolerancia y de estoicismo que el Presidente tuvo al calarse semejante perorata.

Ramos Allup como buen betancurista trabaja en la fragua de las amenazas. Aún no es nadie y ya sueña con deponer al Gobierno constitucionalmente escogido democraticamente. Hay que tener cuidado con los adecos en el año 1945 depusieron a Isaías Medina Angarita, dicho golpe fue liderado desde la oscuridad por el máximo Piache de ese partido, Rómulo Betancourt. Los historiadores piensan que Betancourt tuvo las manos metidas en el derrocamiento del gobierno de Rómulo Gallegos.

La derecha venezolana en la AN tiene instrucciones de Estados Unidos de acabar perentoriamente con el gobierno de Maduro. El actual modelo de justicia social compromete los intereses económicos de la derecha venezolana acostumbrada a vivir de la golilla que le suministran los proventos del Estado. La falta física de Chávez, los errores y el desgaste del Gobierno socialista han sido aprovechados para sacar de sus covachas a los viejos demonios del golpismo. La derecha nos conduce hacia la irracionalidad.

La mayoría parlamentaria de la derecha solo le interesa poner en ejecútese de nuevo el modelo neoliberal, esto implica eliminar los subsidios a los alimentos, desconocer las leyes del precio justo y sobre todo atacar el psiquismo del pueblo haciéndoles ver que el gran culpable de su desgracia económica es el presidente Nicolás Maduro y su gobierno.

Venezuela enfrenta un golpe orquestado a escala internacional que se ha ido modelando de diferentes maneras. El territorio venezolano ha sido sembrado de paramilitares que han colombianizado la vida nacional. El Gobierno no prestó la suficiente atención al uribismo en Venezuela y en los urbanismos de la Gran Misión Vivienda Venezuela, estos han sido tomados por la violencia.

De todas maneras hay que entender que este es un proceso político muy joven que ha cometido errores y que debe reactualizarse y autocriticarse.

El descaro del parlamentarismo golpista en la AN ha sido no aprobar el decreto de la reactivación económica que viene de promulgar el presidente Maduro, esto ha sembrado escepticismo en el pueblo. La derecha trabaja sobre las emociones de la gente haciendo ver que el país es irrecuperable y que el pacto social es menos que imposible.

El pacto de gobernabilidad no se concretará, la oligarquía juega al caos, han trivializado los argumentos del PSUV, han satanizado a sus diputados. El sueño de la derecha es modificar la ley del trabajo, entregarle el país a los intereses estadounidenses.

Esta gente no ha escatimado esfuerzos para sembrar la violencia, han fomentado el sicariato y el terror, hoy intentan aplicarle a Venezuela la misma agenda que produjo el golpe de Estado en Chile.

guznelson@yahoo.es