Ágora de los habitantes de la Tierra

Por: Marcelo Barros

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Así se llama la iniciativa de varios grupos internacionales que trabajan por más vida para toda la humanidad. Es bueno recordar que, en la Antigua Grecia, se llamaba ágora el espacio público de discusiones, donde los ciudadanos de cada ciudad tomaban las decisiones importantes para la vida de todos. En ese momento de la humanidad, parece más importante que nunca un o diversos ágoras de los habitantes de la Tierra.

Desde los años 90, algunas experiencias han florecido. Las conferencias de la ONU han sido acompañadas por una «Cumbre de los Pueblos». Hubo «encuentros de la humanidad por la vida y en contra del neoliberalismo». Hay una «Asamblea Continental de los Pueblos. Existe el proceso de los foros sociales. Muchos/as intelectuales y militantes piensan que aunque esas iniciativas sean valiosas, hoy se hace necesario dar voz y vez a toda la humanidad como colectivo. Sin sustituir otros organismos de articulación, se trata de priorizar banderas comunes a todos. Es necesario que se establezca un pacto social que involucre a toda la humanidad, consciente de los grandes problemas que, en los días actuales, el planeta Tierra y todos los seres vivos enfrentan.

Sabemos que muchas comunidades originales aisladas, (nómadas, tuaregs y nativos) aún quedarán fuera de esa articulación. Sin embargo, es importante iniciar ese camino. Entre los insertados, es necesario garantizar la participación de las diversas categorías de trabajadores y de los desocupados. Debemos priorizar el protagonismo de las mujeres y de las minorías sociales, raciales, sexuales y religiosas.

Algunos encuentros locales y regionales se han hecho con ese objetivo. Una idea es la de pedir a los grupos de base y regionales que escriban cartas y mensajes a la humanidad que expresen propuestas para el presente y el futuro. Ellas serán discutidas y encaminadas a los demás organismos relacionados con esa iniciativa. Se buscará que la ONU acoja y discuta esas propuestas. Que la ONU acepte que todas las personas que deseen puedan recibir un documento de identidad de «habitante de la Tierra». Así, nadie más podrá ser considerado clandestino en la Tierra.

Una característica de las Iglesias de discípulos y discípulas de Jesús debe ser la de ir asumiendo un aspecto católico. Ese término griego fue traducido por universal. No significa ser internacional o mundial, sino estar abierto a todo lo que es humano. Por eso, los cristianos y cristianas son especialmente llamados/as a unirse a toda la humanidad en ese movimiento de ciudadanía planetaria.

irmarcelobarros@uol.com.br
Recife /Brasil

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