Por Walter Ortiz|Ahuyentando fantasmas (Opinión)

Lejos de todos los escenarios previos, que auguraban un choque de trenes en la Asamblea Nacional o generación de violencia de cara al Mensaje Anual del presidente Nicolás Maduro, todos vimos como en paz, democracia, libertad plena y debate amplio se desarrolló el mismo, sin mayores sobresaltos que los propios del debate político.

Tal cosa, de manera clara, es expresión de la ampísima democracia de nuestra Nación, cosa que pocos Estados pueden exhibir, y también representa la expresión más clara del reconocimiento absoluto a los resultados electorales del 6 de diciembre que pusieron en manos de la oposición el Poder Legislativo nacional.

Ahora bien, el presidente Maduro tuvo una de sus mejores intervenciones durante su Presidencia, siendo muy claro y lo más pedagógico posible con respecto al principal tema que afecta al pueblo venezolano, cosa por cierto no exclusiva de nuestro país, como es la crisis económica, incrementada en números negativos por poderes fácticos que han procurado derrocar al Gobierno Bolivariano, utilizando diversos medios para tal fin durante estos 17 años.

El Jefe de Estado fue claro y sin posiciones panfletarias. Reconoció que los esfuerzos realizados han sido insuficientes para resolver el problema económico actual, convocando nuevamete a todos los sectores del país a la construcción de mecanismos de confianza para salir de la crisis. Incluso no rehuyó al tema de la ley de amnistía propuesta por la derecha, sino que le salió al paso proponiendo un medio distinto para hacer un estudio y tomar decisiones al respecto, una comisión paritaria encabezada por una venezolana o un venezolano que reúna las condiciones necesarias para hacer avanzar este proceso.

En lo político, llamó por enésima vez, como el comandante Hugo Chávez se cansó de hacerlo, a un diálogo nacional para construir puentes de entendimiento y garantizar la estabilidad política del país, evitando nuevos atajos opositores para llegar al poder, lo cual pasa por el reconocimiento de la existencia y el pensamiento de todas las venezolanas y todos los venezolanos.

Ahora bien, la Asamblea Nacional (AN) debe demostrar su voluntad de colaborar a la resolución del gran problema económico que atravesamos, respaldando el Decreto de Emergencia Económica del Ejecutivo Nacional. Las medidas y la colaboración de poderes es esencial para esto, y no pueden esperar debates interminables y posturas infantiles de rechazo.

Debemos evitar perder el foco sobre los temas nacionales, que afectan positiva o negativamente al pueblo, y no caer en la tentación del debate ramplón propio de quienes observan la política como los momentos para tomar el poder o para preservarlo a toda costa, olvidando que el mismo es un medio, no un fin en sí mismo. Después de todo aún falta para que la oposición active el mecanismo revocatorio del mandato presidencial, como lo hizo en 2004, y las próximas elecciones para Presidente están planteadas para el año 2019; ambas cosas no están en la agenda de prioridades del pueblo venezolano.

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