Mañana se cumplen 25 años de su fallecimiento|Alejandro Otero realzó el disfrute del espacio público con la obra de arte

Hace 25 años, un 13 de agosto de 1990, falleció en la ciudad de Caracas el pintor y escultor bolivarense Alejandro Otero, creador que llevó sus obras del espacio museístico al espacio público, con el objetivo de acercar el arte al pueblo.

Hijo de José María Otero Fernández e Isabel Luisa Rodríguez, inició en 1939 sus estudios en la Escuela de Artes Plásticas y Aplicadas bajo la tutela de Antonio Edmundo Monsanto. Siendo todavía estudiante fue nombrado profesor del curso de experimentación plástica para niños (1942) y dos años después, profesor de la cátedra de vitrales en esta institución. Retratos, desnudos y paisajes formaron parte de sus primeras obras.

Para 1944 Otero realizó su primera exposición, junto a César Enríquez, en el Ateneo de Valencia, Carabobo. Un año después, en 1945, le fue otorgada una beca para cursar estudios en París, Francia, por parte del Ministerio de Educación venezolano y el Gobierno francés.

Un año después, en 1946, inició la serie de trabajos conocidos como Cafeteras, influenciado por el trabajo del pintor español Pablo Picasso. Posteriormente, estas obras se transformaron en líneas y estructuras de enorme fuerza expresiva.

En 1948, el venezolano fue incluido en la muestra Les mains éblouies de la célebre Galería Maeght en París y a mediados de enero de 1949 regresó a Caracas. Las obras producidas en Francia se expusieron en el Museo de Bellas Artes, en el Taller Libre de Arte.

Más tarde fue formó parte del equipo editor de la revista Los Disidentes, en París. Publicación que impulsó las tendencias del abstraccionismo y la puesta al día, en este sentido, de los artistas venezolanos en la capital francesa.

Otero encontró en el hecho arquitectónico una significativa posibilidad de desarrollo por eso realizó tres murales y un vitral para la Facultad de Arquitectura y Urbanismo (1956) y Policromía para la Facultad de Farmacia (1959).

Elementos del espacio, el movimiento y el color, hacen únicas las piezas de Otero, a quien se le reconoce como uno de los maestros del arte plástico moderno en el país.

Este bolivarense estudió la estructura de las formas hasta su progresiva abstracción desde sus primeras series, entre ellas las Cafeteras, y asumió riesgos de composición usando el color, para dar vida a lo que llamó Coloritmos.

Mercedes Otero Pardo, hija del pintor, expresó en declaraciones recientes al diario El Universal que su padre tenía momentos de inspiración largos en los que «pasaba muchos días trabajando casi sin descansar, sobre todo en la última etapa de su vida».

Manifestó que su padre estaba convencido de que el arte «debía sacarse de los museos y llevársela a la gente, en vez de la gente tener que ir a él, pienso que por eso dedicó tanto empeño en la elaboración de piezas para espacios públicos».

El arte, técnica y estilo de Alejandro Otero, quien falleció a los 69 años, puede ser visualizado a diario por quienes transitan los alrededores de la Plaza Venezuela, en Caracas, donde se encuentra su obra Abra Solar, una de las más destacadas de su reservorio; mientras que otras como sus policromías y murales se hallan en las facultades de Ingeniería, Arquitectura y Farmacia de la Universidad Central de Venezuela.

Luego de su muerte, en 1990, la Fundación Museo de Arte La Rinconada asumió el nombre de Fundación Museo de Artes Visuales Alejandro Otero para honrar la memoria de este creador. Mientras que la Gobernación del Estado Bolívar creó el Premio de Artes Plásticas Alejandro Otero.

Entre los reconocimientos concedidos a este artista se tienen el Primer Premio y Mención Honorífica, Concurso de Carteles, II Exposición del Libro Venezolano, Caracas (1941); Premio de Mérito Especial para Alumnos de la Escuela de Artes Plásticas, III Salón Oficial Anual de Arte Venezolano, Museo de Bellas Artes, Caracas, (1942).

También el Premio Andrés Pérez Mujica y Premio Emilio Boggio, III Salón Arturo Michelena, Ateneo de Valencia, Edo. Carabobo, (1945); la Mención Honorífica, V Bienal de Sao Paulo en (1959) y el Premio de Esmalte (compartido con Mercedes Pardo, su esposa), Muestra Internacional de Artesanía Artística, Stuttgart, Alemania (1966).

Texto/ AVN
Foto/ Archivo