La reconocida activista social mozambiqueña Graça Machel afirmó que su país necesita eliminar las paredes de odio en la sociedad, donde la intolerancia política comienza a entrar en el pueblo, hecho indudablemente peligroso.
‘Este conflicto, de la forma en que se desencadena, principalmente en los últimos tiempos cuando se mata a un secretario de barrio, no está a nivel político porque empezó a entrar en el pueblo y eso resulta extremadamente peligro’, dijo la maestra de profesión, en una entrevista que publica el diario OPaís.
Señaló que Mozambique necesita empezar a construir puentes para la reconciliación como forma de acabar con la crisis política y militar que opone al gobierno y a la Resistencia Nacional Mozambiqueña (Renamo, principal partido opositor).
Insistió en que los mozambiqueños deben aprender a convivir en diferencia.
‘Cuando diferimos, debemos hablar, pero no matarnos unos a otros’, precisó la viuda del primer presidente mozambiqueño (1975-1986), Samora Machel, fallecido en un desastre aéreo en Sudáfrica.
Reiteró su llamado a detener inmediatamente los enfrentamientos militares, que registran un número desconocido de muertos.
Para Graça Machel, el país necesita reinventar sus propios modelos sociales, respetando la dinámica y exigencias de los nuevos tiempos, dentro del clima de tolerancia y transparencia para garantizar el futuro de los mozambiqueños.
Mozambique vive un dilatado conflicto político militar, marcado por enfrentamientos entre las fuerzas de defensa y seguridad, y el brazo armado de Renamo.
Bajo este escenario y con presencia de mediadores internacionales, el Gobierno y Renamo platican desde julio para preparar el anhelado diálogo de paz entre el presidente Filipe Nyusi y el jefe opositor Afonso Dhlakama.
Tras alcanzar una tregua en septiembre de 2014, la Resistencia aceptó concurrir a las elecciones de octubre de ese año, pero retomó las armas al desconocer el triunfo del gobernante Frente de Liberación de Mozambique (Frelimo).
Después de la independencia, Frelimo y Renamo se enfrentaron en una guerra civil.
Ambas organizaciones firmaron hace 24 años el acuerdo de Roma, que puso fin a las hostilidades y desde entonces el Frente gobierna esta nación, bajo acusaciones mutuas de secuestros y asesinatos de militantes.