Autoridades de la ciudad china de Zhenjiang alertaron hoy del peligro de las aletas de tiburón vendidas en los mercados locales, ya que la mayoría son producidas artificialmente y cuentan niveles excesivos de cadmio, un metal tóxico.
Utilizadas para hacer deliciosas sopas, pero controladas por la matanza excesiva de tiburones y su alto precio, las aletas figuran como una delicadeza de la variada cocina china y era plato seguro en banquetes oficiales, aunque fue prohibida a mediados de año.
Excesivamente cara, una ración de sopa de aleta de tiburón cuesta en hoteles y restaurantes de China el equivalente a unos 160 dólares.
Una investigación realizada por inspectores de la agencia de protección del derecho al consumidor que recogieron muestras del plato en 10 restaurantes diferentes comprobó que en ninguna existía adn de los tiburones.
También hallaron que un tercio de las aletas de tiburón secas que se vende en los mercados de esa ciudad de la provincia de Jiangsu contiene excesivas cantidades de cadmio y metilo de mercurio, éste último capaz de dañar a mujeres embarazadas y afectar el cerebro y sistema nervioso del feto.
En el mercado Tongchanly de Shanghai, famoso por la venta de pescado y mariscos, uno de los comerciantes dijo que muchos restaurantes y hoteles le compran las que denomina «aletas de tiburón vegetarianas», que son las artificiales.
En julio pasado, el Consejo de Estado de China prohibió servir sopa de aletas de tiburón en las recepciones oficiales en un período de uno a tres años como una forma de reducir los gastos públicos en las comidas celebradas en esos actos, lo cual fue acogido con satisfacción por asociaciones protectoras de animales.