Por: Diego Silva Silva*
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Alirio Díaz fue sin duda alguna la figura de más relevancia internacional en el mundo musical de Venezuela durante la segunda mitad del siglo XX.
Sus cualidades como concertista, poseedor de una técnica acabada, le llevó a dictar clases magistrales, conferencias y cursos en los conservatorios más importantes de Europa; a la par de ello, el maestro Díaz, siempre incorporó en su repertorio la música de los compositores venezolanos, especialmente las obras de Antonio Lauro y Rodrigo Riera, lo que permitió la proyección internacional de estos dos grandes compositores venezolanos, y así mismo, despertó el interés foráneo por la música venezolana.
Díaz consolidó la escuela de guitarra de concierto en Venezuela iniciada por su maestro Raúl Borges; gracias a su ejemplo y tesón, nuestra escuela de guitarra de concierto fue en su momento considerada la más avanzada del continente americano, y sus egresados, tanto de Venezuela como de otras partes de América, proyectaron honrosamente ese legado.
Alirio Díaz es parte de la memoria imborrable de todos los venezolanos; siendo aclamado y reclamado en grandes conservatorios y salas de concierto, jamás dejó de venir a su terruño en el estado Lara, y esas visitas, las complementaba siempre con cursos de perfeccionamiento, clases magistrales, conciertos, y charlas.
Quienes tuvimos la inmensa dicha de conocerle, recordamos a un hombre sencillo y menudo, poseedor de una vasta cultura y sobre todo, de un inmenso amor a todas las manifestaciones musicales de los pueblos; fue defensor y promotor del rescate de las músicas tradicionales populares y así mismo, cultivó la música del más alto nivel de la herencia europea.