¡Allí viene el Alacrán…!

Santiago “El Alacrán” Tovar en su primera producción

“¡Con Sonny León!

“Con el mismo Sonny, así como te lo digo. Me monté en un ensogado con el Sonny, el ‘Zurdo’ Molina y otros no menos famosos que él. Me gustaba el boxeo, tirar golpes, pero también la música”.

Esa entrada la escribí para un reportaje anterior. Desde ese momento “Alacrán” me ha tildado de mentiroso, porque supuestamente nunca dijo eso, pero lo que sí es cierto es que a él no se le resbala nadie y siempre tiene engatillada la mano izquierda. Ya cuenta 83 años y el 30 de diciembre de este año soplará sus 84 velas. Aún hace sombra y se mueve como un pluma… eso dice él.

Santiago nació en ese Turiamo de sus ensueños, una población enclavada en el estado Aragua. Su estadía en el interior no fue nada larga, porque a los dos años de nacido lo trajeron a Caracas. Aquel negrito, feo pero bien vestido, creció en medio de la música del barrio. Era el “patiquín” de entonces y con todo y sus achaques, el hombre, una que otra vez, hace el intento. Fueron muchas las noches de bolero y son..

“Por allí hay un negro bien alto que canta bien bonito”, se murmullaba en los apretujados callejones de Monte Piedad. El comentario corría rápido. “Es músico de oído, un ‘guataquero’ más, pero tiene tremendo ‘tumbao’ con el tres.

La presente entrevista es más una conversación. La escribimos hace tiempo en su casa cuando nos mostró un bongó al que le faltaban -y le faltan- los cueros. Ese día me obsequió un CD del Conjunto Caney.

“Allí está la canción que te gusta a ti, la ‘Convergencia’ de Bienvenido Julián Gutiérrez y Marcelino Guerra, ‘Rapindey’, pero allí la canta Panchito Riset. Te va a gustar… tararea”.

“Aurora de rosa en amanecer, nota melosa que gimió el violín. Novelesco insomnio do vivió el amor, así eres tú mujer; principio y fin de la ilusión…”.

Se lanzó completica la canción, y a mí se me arrugó el alma de tanto recuerdo. “No vayas a llorar”. No lo hago y en su lugar canto a dúo la pieza. Le pregunté por el montuno que le agregó el Sonero Clásico y me aclaró que fue el Cuarteto Caney el que se lo inventó. “Oye el CD para que veas”.

TUMBANDO CAÑA

“El Alacrán” está por estrenar su producción en solitario. “Imagínate, se lo entregamos el Día del Padre. Ese fue el regalo que le llevamos”, comenta Luisito González, director de La Séptima Bohemia y el autor intelectual de esa “maldad”.

Porque en verdad allí lo que hay es maldad en pasta. Luisito Freites, bajista de la juvenil agrupación sonera, estuvo encargado de la producción y los arreglos corrieron por su cuenta, aunque allí todo el mundo puso su grano de arena, de eso estamos más que seguros.

El staff original de El Sonero Clásico del Caribe, dirigido por “Pan con Queso”

-¿Y que le falta al disco para salir a la calle?

-Prácticamente nada. La carátula, un escrito y listo, porque ya los números fueron rematrizados y como te digo, en cualquier momento invadimos el mercado, pero antes tenemos que estrenarlo con el propio “Alacrán”, el protagonista de la película.

Luisito González es tresero, igual que “El Alacrán. Fue él quien lo inspiró y a quien buscó para hurgar en sus secretos, que en última instancia son los de Juan Ramón Díaz, el gran tresero guaireño, de quien “El Alacrán” aprendió lo poco que conoce del tres. Santiago recuerda que cuando escuchó por vez primera ese sonido se enamoró, vio la posición de las cuerdas y cuando llegó a su casa adaptó la vieja guitarra que le había regalado su papá. Aún la conserva, dice él.

Santiago pudo haber sido cantante de la Billo’s Caracas Boys, pero a él le gustaba el son. En Radio Caracas participó en un concurso donde se ganó una pelota firmada por los jugadores de Los Leones del Caracas y la oportunidad de cantar con la Billo’s. Se quedó con la pelota, pero entusiasmado por Agustín León, el gran bongosero “Pichín”, se sumergió en el ambiente sonero.

Tovar pudo haber sido pelotero y hasta basquetbolista. Tiene las manos largas y mide 1,88 m. Condiciones tenía, pero la bohemia lo atrapó.

A mediados de los años 70, formó junto con “Pichín” una agrupación que llamarían Conjunto Caney. Allí también participaron el guitarrista Pedro Aranda, José Castro en el bajo, el excantante de La Sonora Caracas Johnny Pérez y Gustavo Mejías. Uno que otro toque hasta que fueron invitados por “El Flaco” Domingo Álvarez a un ensayo en su casa.

“Fue allí donde conocimos a Carlos Emilio Landaeta ‘Pan con Queso’ y montamos las piezas del Cuarteto Caney, temas interpretados con tal soltura que muchos de sus oyentes creían que eran de origen cubano.

“Más tarde llegó llegó José Rosario Soto, quien le imprimió un sello al grupo que Álvarez denominó Sonero Clásico del Caribe; José y yo hicimos una extraordinaria dupla”.

José Rosario y “El Alacrán” abandonaron la agrupación y montaron tienda aparte. “Más tarde, toqué con los Tan Tan y finalmente coroné con la Séptima Bohemia”.

“Ya no toco el tres, eso se lo dejo a Luisito; ahora canto: oye colega no te asustes cuando veas al ‘Alacrán’ chupando caña…”.

T/ Ángel Méndez
F/ Cortesía Jesús Castillo

 

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